sábado, 21 de marzo de 2009

Los inicios


Hay algunos momentos históricos acerca de los cuales los libros de Historia nunca contarán. Algunas jornadas memorables, llenas de esplendor, que la Humanidad, esa cosa tan confusa, ha olvidado ya. Momentos pioneros que, aunque no sabemos nada de ellos, nos dieron forma, nos dieron vida:
Un hombre, alto y desnudo, está de pie en mitad de un desierto. Su rostro negro está pintado con borrosas líneas blancas y ha pasado muchas noches con un tornado por dentro. Lo siente, nítido, cuando va con otros hombres a cazar, adentrándose en la llanura; cuando ama a sus mujeres, adentrándose en otros terrenos; cuando mira, como en este momento, el indecible vacío del desierto.
De pronto, el hombre se inca sobre la tierra y toma del suelo una piedra, reseca y afilada. Con ella traza en la arena, lentamente, una figura que no podemos imaginar y se dice a sí mismo, en voz baja, algo que nadie había dicho antes, nunca: esta figura me protege de mis enemigos, esta figura me aleja del mal. No sabe que después vendrán hombres llamados Jesús, Mahoma, Buda; no sabe que después la muerte llegará, a causa de esa idea, como un río de sangre; no sabe que la vida llegará para algunos, para quién le esté deparada, a causa de esa figura en la arena que el viento comienza a borrar. Le basta con saber que la angustia a terminado y que podrá dormir bien esa noche, salir de cacería y amar a una mujer.
Muchos (o pocos) años después (o antes), un hombre (o una mujer), quizá todavía con rasgos simiescos en el rostro, encontrará un extraño y novedoso placer: pegarle a un tronco con una vara, continuamente, y haciendo variaciones. Muchos años después, un hombre que se llamará Mozart, que se llamará Bach, que se llamará de muchas maneras, le rendirán un bellísimo homenaje.
Esos no son momentos históricos, pero sí fundacionales y que todos podemos imaginar de distinta manera, porque todas son correctas ya que ninguna lo es.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno Alex, excelente columna la tuya. La verdad, tienes razón, hay momentos que quizá no quedan grabados, y de los cuales, quizá se desconoscan. Pero una cosa si: son momentos que resultan la causa de otras cosas.

Sin embargo, cualquier momento es memorable en sí. Cualquier suceso que marque algo en especial, aunque no sea precísamente un hecho que se recuerde y que quede registrado. Excelente columna