martes, 28 de abril de 2009

La enfermedad

He estado enfermo últimamente, nada que ver con la influenza. Tal acontecimiento me ha puesto a pensar.
Estaba yo tirado en mi cama, sin un momento de paz, dizque viendo televisión pero en realidad no veía nada porque no me podía concentrar. La persiana de mi habitación estaba semiabierta, pues tenía calentura y necesitaba aire fresco. Ya era tarde y la noche caía. De afuera, del mundo, me llegaba un aroma de libertad y casi podía sentir el aire fresco, la calle bajo mis pies. Tenía tantas ganas de hacer lo que ya nunca hago, por desidia y con el mal pretexto de la falta de tiempo: caminar de noche, pensando en cualquier cosa. Algo tan sencillo como eso, tan fácil.
Recuerdo ahora todos los días que he desperdiciado. Las ocasiones en que pude haber reído y, en su lugar, me quedé callado, sintiendo como la tristeza o el rencor me invadían. Y me doy cuenta de que me equivoqué.

lunes, 27 de abril de 2009

Los virus



Cunde el pánico por la influenza. No es para menos: por lo que se sabe, es un virus bastante contagioso y contra el cual el cuerpo no tiene defensas naturales, pues no existía antes, no al menos en la modalidad que ahora nos ataca. La buena noticia es que hay cura.
Nosotros, los sufridores mexicanos, dignos herederos del espíritu alcohólico y sentimental de San Pedro el Infante, estamos ya más o menos acostumbrados a los virus. Si no me creen, les pongo un ejemplo: desde julio del 2006 nos invadió un virus mutante, muy contagioso y aglutinante: López Obrador. Sé que está medio raro eso de juntar ambas cosas, pero cuando pienso en la influenza, se me viene a la mente, de forma automática, el rostro iracundo y siniestro del Gran Pejelagarto.
Evidentemente, no cometería el asalto a la razón de culpar al PRD de la epidemia. Solo digo que las enfermedades se crean por los ambientes sucios y, si seguimos tal regla, cabe la posibilidad de que esta curiosa situación en la cual nos encontramos haya nacido en las casillas electorales de los procesos del sol azteca. Un baño público en un día ardiente y húmedo, sin agua, resulta más reconfortante que esas elecciones antihigiénicas.
El anterior, según los que saben, resulta el virus más maligno: un engendro del mal. Pero no es el único, ni el más antiguo. Hay otro que se llama PRI. Es el más viejo de todos y es increíblemente mutable, a tal grado que puede pasar por cura, siendo todo lo contrario. Sigue siendo la enfermedad más común en nuestro país y funciona de maneras poco ortodoxas: primero promete, después construye terriblemente mal y luego nos pide, nos exige, que le demos las gracias.
Así, nunca faltará un alma sencilla que nos dirá: “al PRI le debemos el IMSS, el ISSTE, PEMEX, CFE, el Ejército que tenemos, las policías que tenemos, las carreteras por las cuales acostumbramos viajar…” Para ese entonces, muchos se quedan en silencio, con ojos dubitativos, al darse cuenta que están mencionando a puros elefantes blancos. No sé a ustedes, pero a mí nomás no me nace agradecerle al PRI las policías temibles y delictivas que “nos protegen”, las carreteras llenas de baches e inseguras (o alguien me dirá que está feliz de la vida con ellas?). Tampoco me llega la inspiración necesaria para declamar loas al PRI, y al nido de ratas que acoge amorosamente en su seno, cuando pienso en la empresa petrolera que nos han legado o en la de electricidad, sencillamente porque, para decirlo en pocas palabras, son monopolios de Estado, no permiten la competencia y están infestadas de corrupción, desde sus bases.
Ya alguien me ha criticado en este blog, y fuera de él, por criticar siempre al PRI y al PRD y nunca criticar al PAN. Reconozco que es cierto, pero les pido comprensión e imparcialidad a todos y a continuación doy mis razones para tal supuesta parcialidad. Según yo, fue en tiempos del PRI cuando iniciaron (algunas) y se desarrollaron (todas) las siguientes cosas: el narcotráfico; la pobreza extrema en las ciudades; el abandono del campo; la emigración hacia Estados Unidos; la rampante corrupción de la burocracia; el bajo nivel educativo, etcétera. Los del PRD siempre fueron priístas, incluso López Obrador fue presidente del PRI en Tabasco (curioso: el himno del PRI en ese estado lo mandó hacer él): es decir, son lo mismo.
Si algo le puedo criticar al PAN, sería no haber resuelto con la rapidez y eficacia que se requiere los problemas heredados del PRI. Pero no le puedo criticar el haberlos generado.
Aunque pareciera que esta entrada ha cambiado mucho de tema, de la influenza a la política, en realidad, si bien se fijan, no son tan diferentes.

jueves, 23 de abril de 2009

Inventario

Borges ya lo dijo todo: “Los únicos paraísos son los paraísos perdidos”.
Tan solo en la memoria, las cosas, la gente, es nuestra. Solo somos dueños de nuestros fantasmas.

Pero después pienso en la muerte, que me arrebatara la memoria, y entonces…

De Irak y de su futuro


Este día, como desde hace ya muchos años, morirá mucha gente en esa lastimada región del mundo que es Irak. En las noticias de hoy nos avisan que han muerto, nada más y nada menos, que 73 personas y contando, a causa de dos atentados suicidas. 73 personas destrozadas, calcinadas e inocentes, que no hicieron nada más malo que vivir en este planeta lleno de personas que piensan que los fines justifican los medios.
El primero de los atentados ocurrió en Bagdad y sucedió cuando soldados iraquíes repartían ayuda humanitaria a civiles. Murieron 28 personas y hay 50 heridos. El segundo fue contra un grupo de peregrinos iraníes que comían en un restaurante. Ahí murieron 45 personas y hay 63 heridos.
En teoría, para los milicianos iraquíes el enemigo son los soldados norteamericanos, pero en este caso, por ejemplo, no murió ninguno. Murieron puros civiles y algunos soldados nativos. Es decir, murió la misma gente que ellos dicen defender. Si pudiéramos contar cuantos civiles han muertos bajo las armas estadounidenses y cuantos por atentados suicidas de milicianos iraquíes, quizá descubriríamos que el principal enemigo de Irak es Irak.
Mientras tanto, del otro lado del mundo, pero en el mismo contexto y la misma batalla, siguen cayendo cabezas, o al menos parece que caerán. El gobierno de Obama se ha mostrado bastante abierto a las investigaciones que van tras el ex Presidente Bush y sus principales colaboradores, a causa de las ya seguras violaciones a los derechos humanos de algunos acusados de terrorismo. Condolezza Rice, quien fuera nada menos que Secretaria de Estado durante la administración Bush, había pasado desapercibida, pero ya se ha descubierto un documento en donde Rice, en el 2002, aprueba la utilización de “métodos alternativos de interrogatorio”.
¿Qué va a ser de Irak? La teoría de Obama es salirse lo antes posible de ahí, dejando al país “estable” y en posibilidad de mantener la gobernabilidad. Con un gobierno fuerte. Pero las noticias no son muy alentadoras y no parece que la situación esté muy controlada que digamos. Obama tiene que sacar a sus soldados de esos desiertos, incluso por cuestiones económicas (¿Cuánto cuesta mantener a todo un ejército al otro lado del mundo?), y será entonces cuando se verá de que sirvió tanta sangre y tanto dinero derramados en iguales proporciones. Esperemos que de algo.

miércoles, 22 de abril de 2009

Los nazis del reloj


Propongo una original manera de celebrar el Día de la Tierra, que es una festividad instaurada por un inquieto senador norteamericano de los años setenta, Gaylord Nelson. Propongo que rompamos todos los relojes del mundo. Una cacería en contra de los relojes, un holocausto. Seremos, para los relojes, lo que los nazis fueron para los judíos, lo que los Ku Klux Klan fueron para los que, ahora, se sientan en el poder. Propongo organizar una Redada Mundial en contra del Reloj, esos pérfidos instrumentos de aquél dios cruel y, ese sí, omnipresente, Cronos. No dejemos a ninguno vivo. Dejemos solo a Cronos, sin la multitud de sus apóstoles; abandonado a la deriva, sin la seguridad de dominar el mundo con mano y aguja firme. No tengamos piedad, porque él no conoce tal concepto.
Luego de tal matanza, hermosa matanza, más hermosa que la justicia, quizá descubramos que el tiempo es un organismo y que puede morir. Quizá hayamos matado a Cronos. Bañándonos, abrevándonos con su sangre, veremos a nuestro lado, en mitad del festejo, a los faraones egipcios y a los reyes babilonios, con sus ojos de gato; a los sabios griegos, reflexionando acerca de lo acontecido y a los fieros romanos, planeando la reagrupación de sus tropas, alguna vez vencidas por el polvo y por la memoria letal. La memoria del planeta será vivencia, pues ya todo será un instante.

Muera el tiempo ¡¡¡ Muera ¡¡¡

jueves, 16 de abril de 2009

El circo


Hoy fue un día de marcados rasgos cuauhtemenses: un viento desatado y sin brújula, cargado de polvo y toda clase de basura; el sol que ni calienta ni ilumina del todo bien, sino que, mas bien, agrede y golpea en el cráneo, como un clavo cósmico directo al cerebro. Por fuerzas de mayor orden y a pesar del cotidiano caos, caminé por el centro y, en la plaza, vi que la gente se emocionaba y se reunía, así que me uní a la masa y descubrí que la razón de su pueblerina alegría eran los animales del circo que ha llegado a la ciudad.
Estaban debidamente encerrados en remolques y lo más impresionante era el tigre. Una enorme bestia somnolienta, desvergonzadamente acostada “panza para arriba” y con las piernas y garras abiertas. A pesar de que el felino apenas se movía (su fiereza la mostraba solamente con largos bostezos, que dejaban a la vista sus colmillos y la amplitud de su hocico) la gente demostraba temor ante cualquier gesto del animal, lo que lo mantenía tranquilo pues no se le acercaban mucho. El resto de la comitiva (compuesto por una pantera negra, algo que supongo era un jaguar y un par de simpáticas llamas) no parecía muy cómoda pues, al no ser tan imponentes, quedaban a merced de mis no muy cordiales conciudadanos. Un niño horrible pegaba constantemente en el metal de la jaula de la pantera y todo el mundo quería tocar a las llamas, que se movían asustadas en su apretado habitad.
A lo lejos, parecen aún hermosos y fuertes. El pelaje de la pantera negra tiene un aspecto sedoso y limpio; el de las llamas se ve espeso y los ojos del tigre parecen aún llenos de la luz y la fuerza que lo acompañaron en tiempos mejores. Pero basta acercarse un poco para notar el desgaste, la suciedad y la desgana de estos prisioneros. En sus ojos, el tigre ya no refleja una salvaje vitalidad sino una tristeza infinita.
Estando ahí, miré a mi alrededor, a la gente que estaba a mi lado. Emocionados por poder ver a las fieras ya mermadas, no nos fijábamos en nuestras propias heridas y en nuestra muerta vitalidad. Nosotros estábamos fuera de la jaula, pero nuestra piel, nuestros ojos y nuestra voz era la de un prisionero.

Un hombre, de rostro muy moreno, miraba al tigre a mi lado. Alguien, para despertar al animal y así atraer a mas gente, levantó la entrada de la jaula y la dejó caer de pronto, asustando al tigre y, todavía más, a los que lo mirábamos. Con voz muy grave, el hombre dijo:

-Al tiro, que se suelta-

sábado, 11 de abril de 2009

Declaración de amor



Cuando escribo, amo.
Amo a esa casa de fantasmas, a esa bola de cristal que es mi memoria, a esa desconcertante brisa que deja su fruto en la palma de mi mano, un fruto ansiado por el hambre de mi cuerpo.

Amo, cuando escribo, al enemigo de las letras, al Tiempo, fuerza incomprensible y tan parecida a Dios que, en ocasiones, pareciera reemplazarlo y dar vida, hacer crecer y matar en su lugar.

Amo, cuando escribo, a Dios, aunque no creo en él. Me parece el signo perfecto, el único, para todo aquello que no me pertenece.

Amo, cuando escribo, al río fundacional del lenguaje. Las palabras me desnudan y después devoran mi carne, atrofian mis nervios, calcinan mis huesos en una hoguera tan dulce, tan preciada, como el agua en los labios del sediento.

Amo, cuando escribo, a ese mar confuso, disonante y agitado que son las personas. Cada persona con su máscara. Cada persona con el latido de su corazón, oculto a sus propios ojos. Cada persona con su hambre. Con su sed.

Amo, cuando escribo, a mi cuerpo. Me parece el signo perfecto, casi el único, para todo aquello que, supongo, me pertenece. Esta sangre antigua es mía, estos brazos ciegos son míos, estas manos mudas y las líneas que las recorren son mías.

Amo, cuando escribo, a eso que dirige la música y que, en mi caso, está cifrado en un cielo como un mar de fuego que vi alguna tarde; en una mujer desnuda, frente a un espejo; en el mar, esa tumba de los dioses.

Amo, cuando escribo, solo cuando escribo, a mi muerte. Esa muerte es mía y yo soy suyo. No la puedo controlar, pero sé que ella también me ama porque me espera, atenta y puntual, al borde del abismo. Al caer, caerá conmigo y me abrazará con tal ternura que me disolveré, desapareciendo completamente.

miércoles, 8 de abril de 2009

El temor de Dios


La noticia ya es bastante conocida: en Brasil, un hombre de 23 años violaba a sus dos hijastras. Una de ellas, de nueve años, la cual había sido abusada por su padrastro desde que contaba con seis, quedó embarazada y resultaron ser gemelos. La niña mide un metro y treinta y seis centímetros y pesa 33 kilos, así que, evidentemente, con este embarazo su vida estaba en riesgo y, por lo tanto, abortó, con el apoyo de su madre. En Brasil está permitido el aborto cuando se cumple, al menos, uno de los siguientes requisitos: que la vida de la madre esté en peligro o bien en caso de violación, así que, legalmente, todo estuvo perfecto.
Pero siempre hay un pero. El arzobispo José Cardoso Sobrinho ha excomulgado a la madre de la niña y a los médicos que realizaron tal sacrilegio. Cristianamente, no han dicho nada de la oveja descarriada que fue la causa del pecado: el padrastro violador.
El diario El País, de España, le hizo una entrevista telefónica al guardián de la moral brasileña, y ahí figuran linduras como la siguiente: “No me arrepiento. Lo que hice fue declarar la excomunión. Es mi deber alertar el pueblo, para que tengan temor a las leyes de Dios”. El temor de Dios...
Le preguntan sobre qué habría pensado si la niña hubiera muerto de seguir con el embarazo (cosa prácticamente segura, es una niña de NUEVE años, carajo), y el Resguardo de la Vida Brasileña respondió con otra terrible maravilla verbal: “Una médica italiana mantuvo su embarazo aún sabiendo los riesgos que corría. ¡Murió, pero se hizo santa! No podemos sacrificar una vida para proteger otra”.
Lo irónico del caso es que el Arzobispo Sobrinho no está pensando por sí mismo, sino que repite lo que el Vaticano, y el Derecho Canónico, le dictan. Ahora, alguien en el Vaticano ha dicho que al curita se le pasó la mano y que aya en Italia lo lamentan mucho, pero no lamentan que haya excomulgado a la madre y a los médicos, sino que lo haya anunciado. La excomunión “es automática”, así que el Arzobispo solamente la declaró.
El aborto ya se llevó a cabo. La excomunión también. Ellas están, ahora, excluidas del reino de los cielos, el cuál ya debe de estar bastante congestionado. Pero la Iglesia, la Iglesia también está, ahí, inamovible, impávida (al menos la dirigencia), ciega ante el hecho de que podría no solo prometer un paraíso, sino comenzar a construirlo acá en la Tierra.

lunes, 6 de abril de 2009

Itaca de los Arenales


Hace mucho tiempo, en las tierras de Palestina, un hombre que pasaría a la Historia como el Hijo de Dios fue torturado y después crucificado por Roma. Tiempo después resucito y dijo que volvería, o al menos eso cuentan. Por esa añeja razón, estoy de vacaciones y regreso a mi ciudad natal, Cuauhtemoc, a la que hacía varios meses que no visitaba.
El nombre se debe a una historia curiosa y muy mexicana, que no sé que tan cierta sea. En los años treinta, luego de que la comunidad menonita llegara al municipio, a un noble político cuauhteménse se le ocurrió que la mexicanidad de los habitantes de esta polvorienta región estaba en riesgo de ser corrompida, a causa de la creciente cantidad de hombres rubios, blancos y hablantes de un idioma demasiado diferente al nuestro. Ante el embate de los bárbaros germanos, había que defender al México Profundo y para ello, nuestro hombre buscó en la memoria lo que, para él, definiera mejor la esencia nacional. Y así, aquél triste caserío llamado San Antonio de los Arenales adoptó el nombre de un indígena ilustre quien, sin embargo, no conoció más que a su amada Tenochtitlan, bastante lejana de estas tierras muertas.
Tan muertas están que aquí nací yo. Cada que regreso siento que no me he ido nunca, a pesar del tiempo. No es, sin embargo, amor, apego ni ningún otro sentimiento fraternal lo que me generan sus calles siempre iguales, su gente cada vez mas desvencijada y gris, el amplio horizonte, bordeado por un anillo de cerros oscuros. Mas bien, cuando la miro desde el Parque El Mirador, como en la fotografía, me parece demasiado parecida a mi memoria. Un rostro igual al mío.

sábado, 4 de abril de 2009

La delación


Es algo que lo sabe cualquier lector: es muy difícil aceptar que la obra de tal o cuál escritor admirado sea, de algún modo, negada y contradicha por la realidad. Pero los escritores, ho sorpresa, también son seres humanos y cometen errores. Grandes errores.
En 1950, Checoslovaquia estaba dominada por el gobierno soviético, el cual había conformado una extensa e indiscreta policía política, que se encargaba de buscar disidentes y agentes del Occidente, de países como Estados Unidos, Inglaterra, etcétera. La forma en que esta policía actuaba era, principalmente, por medio de la delación ciudadana: tenían, todos los civiles, el deber de informar a las autoridades comunistas cualquier acto o palabra sospechosa de sus vecinos, amigos, familiares; cualquier detalle que pudiera significar una desviación ideológica. Ejemplo: yo vivo en Checoslovaquia en 1950 y tengo un vecino que ha renegado del comunismo públicamente. Después, se le ve en una manifestación y se le apresa y castiga, pero es muy probable que también pasen por mi cuadra y me detengan y castiguen a mí, por no haberlo delatado. Por esa razón (la razón del miedo) se crea un estado de constante y neurótica vigilancia, todos contra todos, eliminando así la vida privada y la confianza entre la gente.
Por aquellos años, en esa nación enfermiza, vive un joven estudiante de 21 años llamado Milán Kundera. Años después, comenzaría una brillante carrera literaria que, hasta nuestros días, ha generado libros de gran calidad narrativa y de una magnífica profundidad psicológica. Libros, muchos de ellos, cuyo trasfondo y ambiente (y esto es lo importante) ejercen una fuerte e inteligente crítica al régimen comunista que el autor conoció de cerca en sus años de estudiante: esa especie de ojo omnisciente y vigilante, conformado por los ojos de todos y siempre dispuesto a cantar como un canario y a castigar a los rebeldes.
La obra de Milán Kundera tiene, se podría decir, ese centro, ese eje direccional: la crítica a la delación ciudadana. Pero todo parece indicar que, una noche de 1950, él mismo se convirtió en un personaje de sus propias y futuras novelas.
Kundera era el director de una residencia de estudiantes y, todavía, un fanático seguidor del comunismo. En la residencia estudiantil vivía una muchacha, Iva Militka, quien le estaba guardando a alguien un misterioso maletín. El novio de la muchacha, Miroslav Dlask, quién también vivía ahí, le comunicó a Kundera que el maletín guardado por la muchacha pertenecía a un tal Miroslav Dvoracek y que Dvoracek era un “agente de occidente”, un anticomunista, pues. Dlask le dijo a Kundera que, esa misma noche, Dvoracek pasaría por la residencia para recoger el maletín. Kundera avisó a la policía, delató al supuesto “agente de Occidente” y éste fue detenido y condenado a 22 años de prisión, de los cuales cumplió 14, trabajando “hasta casi morir” en una mina de uranio. Actualmente, Dvoracek vive en Suecia y siempre había pensado que había sido Militka quien lo había delatado. Cuando le dijeron de los documentos encontrados en los archivos gubernamentales, que mencionaban a Kundera, héroe de la disidencia checa, como su delator, no podía creerlo. Esta información la difundió el diario Respekt y ha sido mundialmente repetida.
¿Qué tanto desacredita a Kundera la historia de su, todavía no completamente probada pero casi segura, delación a un compatriota?
Mi opinión: las cosas cambian y con ellas, la mente de los hombres. Como jóvenes, muchos de nosotros sabemos que lo que pensamos del mundo hoy puede estar en completa contradicción con lo que pensaremos mañana. Hay dos cosas: primero, Kundera era un seguidor fiel del comunismo, inclusive había escrito elogios y poemas a Stalin (cosa que, seguramente, hoy abomina); segundo, si él no delataba a Dvoracek, quizá él mismo sería castigado por callar. No se trata de exculpar al escritor, sino, simplemente, tratar de comprender en lugar de juzgar y preguntarnos: ¿Qué habríamos hecho nosotros en sus zapatos?
Por cierto, el “misterioso maletín” contenía pelucas y barbas falsas, disfraz que Dvoracek utilizaría para no ser reconocido por la policía.

Fuentes de información aquí, aquí y aquí.

jueves, 2 de abril de 2009

Los venaditos

Ya el coordinador de los diputados federales priistas, Emilio Gamboa, se ha mofado, tiernamente, de Germán Martínez, presidente nacional del PAN, llamándolo “muchacho pendenciero”, a causa de las “polémicas” declaraciones del panista diciendo que el PRI bloqueaba las iniciativas del Presidente Calderón para combatir al narco, como la Ley de Extinción de Dominio. Ya el Secretario General del tricolor, Murillo Karam, dijo que las mentirosas palabras del pobre Martínez son “estupideces”. Acá en el norte, en Juárez, Héctor Murguía, quien ha sido acusado por Germán Martínez de financiarse del narco, ha expresado el lamento y el pesar que aquejan a su noble espíritu diciendo que son palabras falsas, dolorosas, imprudentes y, sobre todo, inmaduras. Literalmente, declaro que es “un pobre venadito en la pradera con alma de niño”. En fin.
Venaditos de pradera: el candidato a Gobernador por el PRI en Colima, Mario Anguiano, tiene un hermano detenido en México y un primo detenido en Estados Unidos cumpliendo sus respectivas condenas por narcotráfico. Será que soy muy malpensado, pero para mí que deberían de ser más de dos los encarcelados.
El PRD, quién también tiene el corazón partido por las blasfemias de Martínez, cuenta con sus propios venaditos campestres. Miguel Ángel Almaraz, dirigente del partido en Tamaulipas, ha sido detenido esta semana por ser integrante de los Zetas, quién además de traficar con drogas, traficaba “condensado de petróleo que la banda que encabezaba sustraía de los campos de la Cuenca de Burgos, en la región gasera que abarca 19 municipios de Tamaulipas”. Hombre, pues si son un pan de Dios.
Francisco Labastida, herida su alma y pisada su cola, lloriquea: “Nosotros no empezamos a atacar a ningún partido. Nos podemos dar, con justicia, por ofendidos y atacados, y nos podemos dar con justicia como un partido que ha sido víctima de ataques arteros, falsos y calumniosos. Eso es lo que ellos están sembrando, y quien siembra vientos cosecha tempestades”.
TODOS sabemos lo que son pero, aún así, gritan histéricos y piden divina justicia contra el ya de por sí apachurrado Germán Martínez. Basta de hipocresías.

miércoles, 1 de abril de 2009

Los olvidados






Cuando, en 1982, Gabriel García Márquez ganó el Premio Nobel de Literatura, leyó este discurso ante los miembros del jurado de la Academia Sueca, que se encarga de otorgar el disputado, y sobrevalorado, galardón. En él, como verán los que se tomen el tiempo de leerlo, García Márquez hace gala de dos características suyas: el talento, indudable, para escribir y la memoria selectiva.
Al describir el horror y la “demencia” de los gobiernos represivos latinoamericanos, el laureado colombiano hace referencia al régimen de Pinochet y a las tragedias de Centroamérica, mencionando cifras espectaculares que, seguramente, dejaron a los académicos bastante impresionados y honrados de saber, gracias a las palabras de Márquez, la realidad de nuestras naciones. La incompleta realidad.
La Cuba de Castro, por aquellos años inflada de dinero soviético, no aparece en la lista de la tragedia. La nación formada por los exiliados de América Latina, nos dice Márquez, tendría una población más numerosa que Noruega, pero, ¿esto incluye a los dos millones de cubanos que, por razones políticas e ideológicas, han huido de la isla, viviendo en México, España y, principalmente, en Miami? Los cubanos han sido excluidos, también, de la lista de los torturados y los encarcelados, aún cuando no es necesario tener la erudición y la cultura del desmemoriado García Márquez para saber que los presos políticos, aquellos que son privados de su libertad tan solo por pensar distinto al Líder Máximo, existen en esa isla parada en el tiempo, en esa burbuja de la realidad en la que se ha convertido la que, alguna vez, fuera una nación próspera y más rica que muchas de la región, incluida la nuestra.
Esta memoria selectiva no es única de García Márquez. Muchos otros escritores e intelectuales han dividido su inteligencia en dos mitades: una que busca la verdad y la objetividad a pesar de todo y la otra que olvida y que niega los hechos, a pesar de que estos se le presenten con la forma de personas reales, de carne y hueso, sufriendo la falta de libertades básicas y las carencias propias de la pobreza.
Yo creo que, más temprano que tarde, llegará el día en que los olvidados reclamen su derecho a estar incluidos en un discurso de tal calidad, al menos literaria.