domingo, 24 de julio de 2011

Nacimiento


I


Es la noche y es el lago (en este orden)

y la noche es total y todo lo impregna

y el lago está quieto, mortalmente quieto

y no hay forma de fantasear con discretos peces

viviendo o muriendo en el fondo del lago estático.

Alrededor del lago no hay nada. Nada.

Pero se conoce que el silencio, aquél silencio,

está colmado de gritos, de palabras guturales

como si de innumerables luciérnagas se tratara.

Se sabe que la sombra

está a punto de explotar

y que en ese mundo fuera del mundo

lo estéril es lo fértil

y que todo trasciende.

El fondo inasible del lago

es como el azulado brillo de la locura en los ojos

y nadie podrá decir el porqué.

II


Levantado de la nada,

de entre el tumulto de los muertos que no han vivido.

Levantado desde el fondo de un mar de sombras,

ungido por las sombras mismas que te anulaban.

Ungido.

¿Qué hiciste, pequeño, para merecer la luz?

¿Qué para vestirte de un rostro y un nombre?

Has elevado tu voz, pequeño, hacia algo que no conoces

pero que te conoce a ti.

Has caído en las manos de la vida,

en las sedientas manos húmedas de la vida,

en la infinita telaraña del tiempo

que ahora es tuyo y al cual perteneces.

A veces me pregunto si yo soy un simple rostro

del Tiempo, tu verdadero padre,

tu más profundo origen.

domingo, 17 de julio de 2011

Los tesoros

Estas palabras se revelan en mi contra.

Conspiran, las desgraciadas. Las pobresitas palabras.

Están aquí, frente a mi, sin estar realmente aquí, frente a mi.

Están en tantos lados. En muchos, al mismo tiempo.

Unas son como tumbas o fosas comunes.

Otras son como la clave de un laberinto que no podré descifrar

o como un brillo esperanzador en mitad de la calle

que resulta ser basura o un pedazo de metal, y no el oro que pensábamos.

Uno desciende a sí mismo,

en busca de las palabras,

con la misma actitud, la misma locura,

del buscador de tesoros

que derrumba su casa por una corazonada, por un indicio

que resulta ser falso.

Casi todas las palabras que encontramos son falsas:

como si fueran la piel mudada de un reptil maravilloso.

Como oropel.

Pero, a veces…

Uno desciende a sí mismo

y es entonces una voz, que no es la nuestra,

que uno reconoce como ajena

y que no es ni de diablo ni de dios

sino de algo más antiguo,

más elemental

y que es la fuente de los nombres

sin tener ella misma un nombre,

que es la raíz de las palabras

siendo en sí misma sorda y muda

e invisible a las palabras.

Que no tiene símbolo.

lunes, 11 de julio de 2011

Las tardes


Últimamente, principalmente cuando voy caminando, me he sentido pesadamente viejo. Ni cansado ni lento ni enfermo ni nada parecido. Viejo.

Y ya sé que es estúpido, porque no soy viejo. Pero bueno, no puedo evitarlo y camino y me siento viejo.

Miro a muchachos de mi edad pasar al lado mío y no sé, siento que se ven más ágiles, más descansados. Siento que caminan como propulsados por el mismo viento o por el calor de la tierra.

Y entonces, de pronto, me siento así y no me sorprendería toparme, durante mi trayecto, con algún repentino espejo y que éste me devolviera la imagen de mi rostro, el mismo, pero surcado de profundas arrugas, de grietas que parecieran querer atravesarme, furiosas por algo que no sé.

No me sorprendería mirar mis ojos cansadísimos. Pero con ese cansancio que ya no se quita con el simple sueño, sino con el sueño abismal que purifica, que todo lo purifica y lo anula.

Así me siento de repente. Sn previo aviso y sin razón alguna. Y no importa si atardece o si está apenas naciendo el día. Da igual.

miércoles, 6 de julio de 2011

Ramificaciones


Iba a escribir que todos andamos como muertos,

que nuestras alegrías son crueles espejismos

y que nos damos de topes contra ellos y la cara nos sangra,

tarde o temprano.

Iba a escribir que el tráfico de la ciudad nos consume

y que nos corroe la sangre un rencor tan viejo que ya no es nuestro,

y sería válido escribirlo.

Pero mejor escribiré que tus ojos son más oscuros

que las calles más remotas y mas ajenas,

que tu piel, fina y acuática, es el fruto

de la vaga figura que mis pasos han formado

y que tu llanto es nuevo, único bajo el sol

y puro y quisiera que así fuera por siempre.

La ciudad se ramifica y siempre me había intrigado

el misterio del centro, del eje de dicha perdición: la raíz.

Hasta ahora la conozco.

viernes, 1 de julio de 2011

Necesaria división


Queriendo una sopa de grillos, obtuve más bien un bodrio. Dos o tres entradas con textos poéticos (que intentan ser poéticos) se rompen, de pronto, con una escueta y fría anotación sobre política y de allí, otro intento de poema. Un asunto molestamente antiestético. La división es inevitable y así nace www.zona-politica.blogspot.com, en donde verteré mis desatinadas e hipersensibles opiniones de índole política, dejando a Los pasos de humo en paz con sus poemas y demás textos de temas literarios. Curiosamente, esta división sólo me fue evidente hace bien poco tiempo, cuando comencé a publicar poemas de modo más constante: esencialmente, este blog ha tratado sobre política (según me indican las etiquetas). Hasta este momento.

Zona política está recién nacida, aún en blanco y sin su forma definitiva. Sin embargo, la política, esa interminable y grotesca tragicomedia, me dará, ni qué dudarlo, muchísimos corajes sobre los cuales escribir.