viernes, 26 de febrero de 2010

Panes de otros hornos


Podemos concluir que estamos en el despapaye. Afirmamos no un Estado Fallido, como preconizan los apocalípticos, sino algo, quizá, que viene antes del Fallido: estamos en un Estado Revuelto, en un Caldo de Oso, en un Estado en Desmadre, en una Sopa de Grillos.
El PAN tiene diez años diciéndonos que su Enemigo, su Cruela de Vil, su Némesis, su Antítesis e Infiel Opositor es el PRD y buena parte de los jurásicos priístas. Pero solo era cosa que llegase, como presidente nacional de dicho y confuso partido, César “El cabezón” Nava para que nos vinieran con la cándida noticia de que, mirándolos bien, los chicos malos de la oposición no son tan malos, tan irresponsables, tan corruptos. No, que van a ser, si son un PAN de Dios todos ellos, son lo que México necesita, carajo. Y vamos todos aliados, olvidando, haciendo a un lado (según ellos) sus profundas y violentas diferencias.
Veamos el caso de Durango: Acción Nacional tiene como candidato a José Rosas Aispuro. Wikipedia nos dice que Aispuro nace en Las Trancas, Durango, en donde la gente tiende a alcoholizarse con frecuencia. Ha sido diputado federal por el PRI en dos ocasiones, en los años noventa; luego, diputado estatal en el nuevo milenio; más recientemente, Presidente del Comité Estatal del PRI en dicho estado y después Presidente Municipal de Ciudad Victoria. Como podemos ver, su carrera en el PRI es más que sobresaliente y por ello podemos afirmar que es un priísta de hueso tricolor. Apenas el 30 de enero del año en curso, renunció a su partido de toda la vida, enojadísimo porque no le dieron la candidatura para Gobernador, que, como podemos ver, era el paso que le hacía falta para completar una exitosa carrera dentro del Partido Jurásico, al menos en su estado. Pero el Sr. Aispuro no pasará el año en soledad: el PAN lo aceptó en sus filas y lo lanza como candidato. Además, se alía, sin necesidad alguna, con su Némesis, con el partido que ha fustigado y fastidiado a Felipe Calderón desde que llegó a la Presidencia, el PRD. Durango tiene más de un millón 547 000 habitantes, ¿entre tanta gente no se les podría haber ocurrido algún buen candidato que, de preferencia, fuera, realmente, panista? Lo mismo, por cierto, está por suceder en Sinaloa, en donde otro priísta ardido por la carencia del correspondiente hueso, Mario López Valdez, apodado Malova, está por convertirse en el candidato del PAN y el PRD unidos.
Esto nos da que pensar: si se vota por el PAN, ¿se vota por el PRD de López Obrador, quien dice que Calderón le robó la Presidencia y entonces su gobierno es espurio? Si ganan los priístas neopanistas, como Malova o Aispuro, ¿gana realmente el PAN y el PRD? ¿Con quienes gobernarán dichos sujetos, mismos que han pasado tanto tiempo en el PRI?

jueves, 25 de febrero de 2010

Los unificadores



Hace poco, alguno de los presidentes de América Latina se despertó, quizá después de una tremenda borrachera, y a pesar del dolor de cabeza, las nauseas y la incómoda sensación de resequedad en su boca, tuvo una idea que, en aquel momento, él juzgó brillante: unifiquemos a Latinoamérica ¡¡¡, digo, si los taimados europeos pudieron, pues que nosotros no podremos de plano, por cuestiones de torpeza genética? (Se sospecha que semejante delirio fue obra de Hugo Chávez después de una opípara cena, de Felipe Calderón o del camaleónico Lula, luego de una parranda de antología en el soberbio carnaval de Río de Janeiro).
Llegaron todos a Cancún, muy contentos pues, evidentemente, es difícil no estarlo mientras se pasea por las blancas playas mexicanas, llenas de mujeres muy atractivas y semidesnudas caminando en derredor. Hasta el fosilizado Raúl Castro parecía dar señales de vida, mientras que a Evo Morales, benemérito prócer patriótico del hermanísimo pueblo boliviano, lo confundieron en diversas ocasiones con el encargado de alguna lancha turística cercana. A juzgar por las fotos, por las primeras, parecía más un reencuentro de antiguos amigos de universidad que una cumbre internacional.
Atacados todos, en su nivel cerebral, por el intenso calor y la constante visión de féminas en pocas ropas, comenzaron a decir y hacer, por decirlo de un modo civilizado, puras pendejadas. La primera es la idea misma de que una región del mundo tan dispar como Latinoamérica, con muchos países diminutos en el Caribe que ni siquiera hablan español ni portugués ni ninguna lengua parecida, pueden unificarse; esto sin contar la notable diferencia cultural que existe entre, por ejemplo, Bolivia y Argentina, o entre México y Uruguay. Si alguien discrepa de mi con el argumento del ejemplo europeo, que se unificó a pesar de hablar muchos idiomas y de tener diferencias culturales, arremeteré con la siguiente y lujuriosa idea: no hay modo de que Uribe de Colombia, Piñera de Chile o Alan García de Perú se entiendan con Chavez, Evo “El lancherito” Morales o con Rafael “El chulo” Correa, de Ecuador. Se trata, pues, de una lucha ideológica que en el resto del mundo ya finalizó, pero que hemos reciclado en Latinoamérica: la derecha y la izquierda democráticas contra la izquierda irracional y probadamente obsoleta.
Ya entrados, las cosas simplemente surgieron por sí mismas: crearon, o al menos hicieron el primer esbozo, una organización que excluyera a los Estados Unidos y a Canadá (se sabe que, al conocer la terrible noticia, Obama pegó de gritos y comenzó a especular, con lágrimas en los ojos, porqué la vida le daba un golpe tan pasmoso, negándole la oportunidad de hacer jugosos tratos empresariales con el fortísimo Lancherito andino). Para no perder la costumbre, declararon a los cuatro vientos su enojo por el embargo económico que los Estados Unidos mantiene sobre Cuba, pero la lengua se les trabó, inevitablemente, cuando pensaron en decir algo en contra de una dictadura que lleva más de cincuenta años en el poder, sin elecciones, sin partidos, sin prensa ni televisión ni radio libres, oprimiendo a pensadores, opositores y a simples ciudadanos y empobreciendo, en todos los sentidos, a los cubanos. No invitaron, como si fuera un apestado, a Porfirio Lobo, el nuevo presidente, elegido democráticamente, de Honduras, considerándolo un golpista y un antidemocrático, pero aceptaron entre sus filas a Hugo Chávez, que intentó llegar al poder con un sangriento golpe de Estado en contra de un gobierno, ese sí, plenamente democrático y que ahora, ya en el poder, nacionaliza a su antojo, derrocha el dinero de los venezolanos, insulta y agrede a sus opositores políticos como si fueran enemigos de guerra y censura y acalla a televisoras y estaciones radiofónicas que se atreven a criticarle, aunque sea de modo sutil.
¿Cómo puede Felipe Calderón hablar de democracia, respeto a la legalidad, tolerancia con las opiniones divergentes o plenamente contrarias ante personajes como Chávez, Castro, Evo Morales o Daniel Ortega, de Nicaragua?
Mientras Raúl “El fósil” Castro aplaudía los discursos sobre los derechos humanos que se escucharon en tan absurda cumbre, en su feudo, en Cuba, un hombre llamado Orlando Zapata, preso político, moría. Estuvo en huelga de hambre en una cárcel en La Habana durante 85 días, protestando por los abusos y las palizas a los que era sometido constantemente por el personal de la prisión. No recibió ayuda médica sino poco antes de morir.

lunes, 8 de febrero de 2010

¿El bar San Juan será el nuevo Palacio Legislativo?


Mi casa está en silencio, y realmente no importa. Escribo solo por escribir. Hace meses que no lo hago, y realmente no importa. Siento la necesidad de teclear, pero, en realidad, no importa.
Bien, de pronto uno se levanta, prende las noticias y te dicen que aquellos que antes se odiaban a muerte y se deseaban todos los males posibles, se unen por, según ellos, salvar al país de la amenaza, terrible y fantasmal, del PRI. El PAN y el PRD hacen a un lado sus diferencias, según ellos, para, según ellos, gobernar en conjunto. El PRD no tiene nada que perder, pues nada le queda, pero el PAN se desprenderá, creo yo, de la menguada legitimidad que le quedaba. Está bien eso de las alianzas, pero de plano, algunas parecen monstruosas, por donde se les quiera ver.
Aquí, en el magnánimo (por las magnum de los narcos) Estado de Chihuahua, comienza la carrera electoral, que, en realidad, nunca se detiene. En la esquina tricolor, un gordito con cara de inepto llamado Cesar “El Cocoliso” Duarte, elegido en unas elecciones internas dignas de la más alta definición de democracia, y en donde el único elector fue el dedo mágico y regordete de Beatriz Paredes, lideresa que llegó de la muy lejana Tenochtitlán para destapar al Ungido y terminar con esto las fiestas patrias de Teto Murguia, Alejandro Cano, Villalobos y algunas otras almas en pena. Por la esquina azul, se perfilan, por el momento, dos sujetos más bien sospechosos: el primero se llama Carlos “El Camello” Borruel y el segundo se hace llamar Pablo “El Ciudadano” Cuaron. El apodo del primero se debe a la cara de animal desértico que adorna a Carlos y el apodo del segundo en cuestión, obedece a que Pablo ha insistido en que su campaña es “ciudadana”. Esto es poco menos que una mentira, puesto que El Ciudadano no será un candidato ciudadano (cosa que no existe, al menos por el momento, en este país), sino que está buscando la candidatura de un partido político con todas las de la ley.
Curiosamente, por el lado de la ciudad de Chihuahua en el cual yo vivo, la cara que se ve más, en anuncios e, incluso, en la televisión, no es la del Camello, la del Ciudadano no ciudadano o la del Cocoliso, sino la de un sujeto llamado Ruben Aguilar, candidato a la gubernatura por el PT. Evidentemente, no tiene posibilidades. Pero, por su cara, estoy seguro de que, si ganara, despacharía los asuntos del Estado en la barra del Bar San Juan o rodeado de las cotidianas maravillas del Table Dance el Bom Bay.