martes, 28 de abril de 2009

La enfermedad

He estado enfermo últimamente, nada que ver con la influenza. Tal acontecimiento me ha puesto a pensar.
Estaba yo tirado en mi cama, sin un momento de paz, dizque viendo televisión pero en realidad no veía nada porque no me podía concentrar. La persiana de mi habitación estaba semiabierta, pues tenía calentura y necesitaba aire fresco. Ya era tarde y la noche caía. De afuera, del mundo, me llegaba un aroma de libertad y casi podía sentir el aire fresco, la calle bajo mis pies. Tenía tantas ganas de hacer lo que ya nunca hago, por desidia y con el mal pretexto de la falta de tiempo: caminar de noche, pensando en cualquier cosa. Algo tan sencillo como eso, tan fácil.
Recuerdo ahora todos los días que he desperdiciado. Las ocasiones en que pude haber reído y, en su lugar, me quedé callado, sintiendo como la tristeza o el rencor me invadían. Y me doy cuenta de que me equivoqué.

1 comentario:

Felipe Oliveira. dijo...

Yo disfruto tanto del caminar por las calles, en soledad, en obscuridad, que casi creo poder lo que deseabas, sin embargo he aprendido tambien de mi soledad y tristeza que no siempre eran algo malo para mi, así como el dolor no es malo, solo te indica que algo no esta bien.