miércoles, 8 de abril de 2009

El temor de Dios


La noticia ya es bastante conocida: en Brasil, un hombre de 23 años violaba a sus dos hijastras. Una de ellas, de nueve años, la cual había sido abusada por su padrastro desde que contaba con seis, quedó embarazada y resultaron ser gemelos. La niña mide un metro y treinta y seis centímetros y pesa 33 kilos, así que, evidentemente, con este embarazo su vida estaba en riesgo y, por lo tanto, abortó, con el apoyo de su madre. En Brasil está permitido el aborto cuando se cumple, al menos, uno de los siguientes requisitos: que la vida de la madre esté en peligro o bien en caso de violación, así que, legalmente, todo estuvo perfecto.
Pero siempre hay un pero. El arzobispo José Cardoso Sobrinho ha excomulgado a la madre de la niña y a los médicos que realizaron tal sacrilegio. Cristianamente, no han dicho nada de la oveja descarriada que fue la causa del pecado: el padrastro violador.
El diario El País, de España, le hizo una entrevista telefónica al guardián de la moral brasileña, y ahí figuran linduras como la siguiente: “No me arrepiento. Lo que hice fue declarar la excomunión. Es mi deber alertar el pueblo, para que tengan temor a las leyes de Dios”. El temor de Dios...
Le preguntan sobre qué habría pensado si la niña hubiera muerto de seguir con el embarazo (cosa prácticamente segura, es una niña de NUEVE años, carajo), y el Resguardo de la Vida Brasileña respondió con otra terrible maravilla verbal: “Una médica italiana mantuvo su embarazo aún sabiendo los riesgos que corría. ¡Murió, pero se hizo santa! No podemos sacrificar una vida para proteger otra”.
Lo irónico del caso es que el Arzobispo Sobrinho no está pensando por sí mismo, sino que repite lo que el Vaticano, y el Derecho Canónico, le dictan. Ahora, alguien en el Vaticano ha dicho que al curita se le pasó la mano y que aya en Italia lo lamentan mucho, pero no lamentan que haya excomulgado a la madre y a los médicos, sino que lo haya anunciado. La excomunión “es automática”, así que el Arzobispo solamente la declaró.
El aborto ya se llevó a cabo. La excomunión también. Ellas están, ahora, excluidas del reino de los cielos, el cuál ya debe de estar bastante congestionado. Pero la Iglesia, la Iglesia también está, ahí, inamovible, impávida (al menos la dirigencia), ciega ante el hecho de que podría no solo prometer un paraíso, sino comenzar a construirlo acá en la Tierra.

4 comentarios:

Alán dijo...

Vemos en esta noticia, una disputa entre dos mundos, recordemos la alegoría de las dos espadas, Dios da al Papa una espada para dirigir su Reino, y otra para que la confiera a quien dirija la Tierra. Tiempo después los reyes de los Estados y ciertos Principados alegan, que la espada del reinado terrestre se las confiere directamente a ellos. En este artículo, creo que nos topamos con una fuerte lucha, entre lo Divino, lo humano, y los errores que cometemos cuando llegamos a creer que Dios es un conjunto de normas canónicas... Dios debe ser amor, y no la disputa histórica entre distintas luchas de tesis.

Buenas Tardes.

Alexandro dijo...

De acuerdo, Alan. Dios, como reza una blasfemia, debe mantenerse en su sitio, y no intervenir, de preferencia, en cosas que no le corresponden.

Olehonga dijo...

Enid "sabían que el tiempo en que uno dura tomando una taza de café se aborta en España?, osea, cuando te la terminas, ya se hizo el aborto"
Memo "entonces hay que tomarlo así (hace como que bebe un cafe de manera muuuuyyy lenta)
Fer "ps dejemos de tomar café! no?"

Anónimo dijo...

Creo que el aborto no siempre es la solución, pero al diablo contra los prejuicios. En este caso, es lamentable que la "justicia divina" excomulgue a la madre y a los médico, pero no toque ni con el petalo de una rosa divina al desgraciado que hizo posible el asesinato de ese ser que aun no salia del vientre. Será que el sacerdote tiene amigos en la iglesia que son pederastas y no les quiere negar el paraiso??? pues quien sabe, pero hipocrita el curita