domingo, 6 de marzo de 2011

Escuchar tras la puerta


No es que yo haya querido que este texto fuera oscuro. Simplemente, así salió y sentí que tenía que dejarlo ser. No lo comprendo, pero sé que es como una puerta que nunca hemos abierto, pero tras la cual hemos escuchado, al pasar, ruidos inexplicables.

La noche era un mar que mis pasos buceaban. Parecía que, en cualquier momento, se hundirían y morirían ahogados, pero yo, cada vez, los rescataba con el movimiento. No sabía yo que…

Teníamos que leer. Teníamos que. Nos sentíamos, ¿verdad?, impelidos, propulsados, a leer. Teníamos tantos libros como días frente a nosotros. Pasillos y pasillos, y a los lados innumerables, interminables estantes y repisas llenas, atestadas, de libros. Libros que eran tantos que nos daban un poco de miedo, ¿no? Igual que atemoriza una bandada de pájaros, levantada del suelo de modo repentino, así mismo nos atemorizaban esos libros, silenciosos y confabulados. Teníamos que comprarlos o robarlos o pedirlos. Teníamos que hacerlo porque se supone que lo tendríamos que hacer. Y esos nombres eran enormes signos de interrogación: José Emilio Pacheco, Charles Bukowski, Alí Chumacero, Mario Vargas Llosa, Dostoievski, Saramago, esos nombres no eran de personas sino de lugares mentales, de sitios en nosotros mismos que habría que analizar para analizarnos: Tolstoi y, de pronto, Dante y, más allá, Carpentier. Y Faulkner oculto. Todos como una bandada de pájaros atemorizantes, ¿verdad?

Y, allí, el mendigo: un bulto arrinconado, un pedazo de ser humano. No había piel ya, sólo mugre, sólo esa resina persistente y sombría de las calles. Entre los jirones de tela y los pedazos de periódico, distinguí un brillo orgánico, una luz líquida y pantanosa: sus ojos, recelosos, como queriendo no existir. Me acerqué. No sabía yo que...

4 comentarios:

· maría dijo...

La percepción es una enorme puerta, sonora. Y este texto ha abierto la mía.

Es genial.

Saludos :)

Alexandro dijo...

Si, una puerta que, en ocasiones, vale más no abrir, dejándolo como un sano misterio.

Saludos, María.

Eduardo Antonio Tapia Hernández dijo...

uff me has impresionado Alex, me ha gustado mucho este texto

Alexandro dijo...

Gracias, Eddy. A mi también me gusta, porque hay ocasiones en las que uno no queda del todo conforme con lo que ha escrito. Con éste no me pasó, pero me molesta un poco que, a pesar de que siento que escribí lo que quise escribir, no lo comprenda yo de modo total. Es como cuando tienes una palabra "en la punta de la lengua". Es la misma sensación.