sábado, 23 de abril de 2011

Hallazgo

I

A ratos me atrevo a estar solo,

que es igual a decir conmigo mismo,

aunque así dicho duela más.

Me atrevo a mirarme en el espejo del tiempo

aunque tomando las debidas precauciones

y sin exceder las dosis recomendadas de ensimismamiento.

Que se puede uno morir.

II

Se me ve entonces redecorando las ruinas

e invocando imprecisos fantasmas.

Niego saludos y dejo manos extendidas

y se me malentiende.

Se piensa que soy tonto, pedante o grosero

y acepto que los tres adjetivos me los echo al cuello,

según la ocasión.

Pero no es el caso:

sucede que, en tales ocasiones, el mundo

se va de mis manos como el agua

y yo quisiera retenerla entre mis dedos y beber,

pero el agua se filtra y corre

porque si no, no sería agua.

III

La tarde también es como el agua

cuando su luz se filtra y corre entre las ramas de los árboles

o como un pájaro omnipresente,

pero aquella vez era la noche y un aroma y un cuerpo nuevos.

¿Recuerdas que te causé el primero dolor?

Ya desde entonces y desde entonces sin tregua.

El amor no reconforta ni calienta: calcina,

¿te acuerdas?

4 comentarios:

Maria dijo...

Una trilogia con propuesta interesante,las dos primeras partes aunque con matices en cada una son una exaltacion al yo profundo,al reflejo de uno mismo, y al reflejo que se causa en el mundo, en la tercera parte hay un asomo a la superficie, se amplia el horizonte, aparece alguien mas..y entonces se menciona al amor. Un gusto visitarte.

Alexandro dijo...

Si, podría decirse que esa tercera parte sería el "hallazgo".

Muchas gracias por tu comentario. Nos estamos leyendo.

Anónimo dijo...

Una mirada a tu interior y encontrarás cosas que talvez no te esperabas y otras tantas que ya sabías, pero siempre sirve para recordar y reflexionar...
Me gustan mucho tus escritos!

Alexandro dijo...

Gracias ¡¡¡
a mi también los tuyos, aunque algunos estén en inglés y tenga que utilizar el diccionario encarta para comprenderlos.

saludos.