martes, 22 de febrero de 2011

¡¡¡ Hay, pero como sufro !!!


Todo el mundo (yo, en primer lugar) critica, descalifica, habla pestes sobre tal o cual partido, sobre tal o cual político. Nos quejamos todo el tiempo. Parece que es nuestro único rasgo común, aquí en México: quejarnos ante todo, lamentarnos de nuestra suerte, sentirnos miserables porque el mundo no nos comprende, porque los gobiernos son un nido de ratas, porque la Facultad es mediocre, porque no nos gusta nuestro empleo, porque nuestro jefe nos trata mal. Maldita escuela inútil, malditos políticos ladrones, malditos empresarios abusones, malditos y cabrones policías, maldita ciudad tan sucia, maldita economía jodida, malditos gringos racistas, maldita tarea aburrida, maldito trabajo mal pagado, maldita religión…

Etcétera hasta el infinito y multiplicado por más de cien millones de mexicanos.

Dos cosas: no parece que nos demos cuenta de la suerte que tenemos de vivir en este país. Si no me creen, sólo pregúntenle a los cubanos, a los haitianos o a los somalíes. Yo creo que ellos me van a dar la razón. No nos damos cuenta de eso. No nos damos cuenta de la suerte que tenemos de poder estudiar, de lo que eso significa. De la suerte y el privilegio de poder votar, de tener opciones. De la suerte de que, a pesar de Hacienda, sigan existiendo empresarios y por tanto empleos en México. De la suerte de tener una economía que, mal que bien, respeta al mercado y no está en una crisis total, en quiebra, vaya. De la suerte inmensa de tener trabajo, incluso si no es aquel que deseas.

Ahora bien, la cosa esta difícil, eso ni como dudarlo. Pero, ¿no nos gusta nuestro país? Pues habría que moverse, habría que quitarnos la flojera y, en serio, dejar de quejarnos. Habría que empezar por salir a votar y, después, por organizarnos, como ciudadanos, y salir a la calle si aquello que nos prometieron no se ha cumplido. Y demandar, y exigir, pero como personas informadas, críticas de a de veras, conocedoras. Habría que leer, caray: habría que valorar la información. Tendríamos que negarnos, de manera decidida, alzando la voz, a ser utilizados en campañas electorales como si fuéramos borregos, tendríamos que negarnos a jugar ese papel de pueblo bueno y resignado y necesitado que tanto pregonan los políticos y, todo lo contrario, tomar al toro por los cuernos y hacer valer nuestra voz, nuestros intereses, nuestro punto de vista. Por las buenas o, en su defecto, por las malas.

Habría que dejar de hablar (o de escribir quejas y lamentos en blogs, por ejemplo) y comenzar a actuar. Comenzar a tomar el control de nuestro país, de nuestras vidas, y darle la dirección que queramos.

No hay comentarios: