lunes, 2 de mayo de 2011

Breve nota sobre Borges II


Entre el Borges cuentista y el Borges poeta, me quedo con el poeta (esto dicho con la mayor admiración para el cuentista). Son más conocidos sus cuentos que sus poemas, pero me parece que estos últimos son más sabios por lo mismo que exigen mayor concisión, mayor síntesis de contenido.

Textos intelectuales y nostálgicos, eruditos y narrativos al mismo tiempo, me han enseñado muchísimo, y no solamente en lo que se refiere a la escritura de un poema. Me han mostrado aspectos de mi mismo que creía inexistentes y me han hecho una persona un poco menos desdichada. Esto último se debe a que Borges, en general, te enseña, sin querer convertirlo en un poeta didáctico ni nada por el estilo, a apreciar los pequeños y cotidianos placeres: el sueño y la espera del sueño; la formación detallada y minuciosa de una línea de algún poema; la idea de la literatura como un juego personal, interminable; los rasgos de los demás; la sonoridad de ciertas palabras.

Entre todos sus poemas, o al menos entre los que he leído, hay uno que me gusta mucho. Es, quizá, mi preferido. Pero es que tiene tantos y todos tan buenos, carajo. Se llama “Buenos Aires”. Quizá uno de los fragmentos que más me han gustado de todo lo que he leído sea “Aquí la tarde cenicienta espera / el fruto que le debe la mañana”. Y el cierre del poema es fantástico. Me callo y los dejo con él.

Y la ciudad, ahora, es como un plano
de mis humillaciones y fracasos;
desde esa puerta he visto los ocasos
y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana

sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto,
será por eso que la quiero tanto.

2 comentarios:

Taun We dijo...

"...una persona un poco menos desdichada". También quiero ser una de esas personas....

Saludos enormes

Gracias por compartir, me encanta leerte así que aunque no deje mis letritas por acá ando.

Alexandro dijo...

Bueno, a la mejor la literatura no sirve para ser feliz, esa cosa tan ambigua. Quizá sirva para comprender que la tristeza y la felicidad se suceden la una a la otra y que ninguna es permanente.