Ahora que he vuelto
me doy cuenta que ha vuelto mi cuerpo
pero que las palabras se han ido
o, más bien, que son otras,
que es otro el discurso y el decurso
de mis pasos, que son otros,
que resuenan con eco distinto
mis pies sobre tu asfalto sucio y añorado.
Me entregaste el vértigo, el delirio:
abriste la mano y en tu palma profunda
residía la locura luminosa
y la muerte, la muerte sin adjetivos.
Ahora tu puño está de nuevo cerrado
pero no por mucho tiempo.
¿Qué semilla contendrá?
No hay comentarios:
Publicar un comentario