miércoles, 8 de diciembre de 2010

El otro discurso


Y siguen los papeles secretos de la diplomacia estadounidense, esos chismes que, de pronto, se van poniendo más serios. Continúa, igualmente, el debate ético sobre si está bien o está mal que Wikileaks haya dado a conocer toda esa información.

Por un lado, es cierto que todo gobierno funciona, de algún modo, en base a secretos. Es decir, todos los gobiernos, incluso los más democráticos, tienen dos discursos: el público y el privado. El público es lo que nos dicen las noticias y el privado (que en ocasiones puede, claro, coincidir con el público) es aquél que no nos dicen, pero que es, en última, el verdadero. Todo gobierno funciona de tal manera.

Por otro lado, yo, que me considero un permanente lector de noticias, estoy hasta el carajo de sentir que no leo, en realidad, nada verdadero en dichas noticias: estoy cansado de sentir que estoy siendo engañado por los periódicos y por los noticieros, que aquello que me dicen, la información que me dan, no es nada más que un teatro, una ficción, una cortina de humo, para cubrir lo verdadero: para cubrir la verdad.

Por eso, me parece fantástico que Julian Assange (sin querer endiosar o algo por el estilo a dicho personaje) se haya atrevido a publicar toda esta información que nos da a conocer, a fin de cuentas, ese “otro discurso”, el privado, de muchos gobiernos, no solamente del de Estados Unidos, al menos en lo que se refiere a la política externa y, claro, sólo en ciertos temas.

Además, Wikileaks es solamente un medio de comunicación. Assange no le robó a nadie la información que dio a conocer, él simplemente publicó aquello que otro ya se había robado y que le hizo llegar. Si se condena a Wikileaks, entonces habría que condenar también a los otros medios de comunicación que han dado a conocer los cables secretos. Lo cual, claro, sería una completa idiotez.

Varguitas de fiesta

Es un gusto ver llorar y reír a Vargas Llosa en esta su celebración, esta su fiesta, del Nobel. Que suerte de no tener la suerte de un Borges, quien merecía este premio y que, tontamente, se quedó sin él. Por cierto, en respuesta a la pregunta de a quien le daría el Nobel, Vargas Llosa dijo que resucitaría a Borges para otorgárselo.

2 comentarios:

Taun We dijo...

Excelente reflexión, no eres el único que se siente defraudado. Todos en algún momento omitimos hechos creyendo que hacemos un bien. Pensando en no preocupar, no asustar, no alterar y seguir dirigiendo todo a nuestro antojo. Y para mayor prueba la información bajo el agua que manejan nuestros gobiernos,pretendiendo que todo marcha sobre ruedas y vamos saliendo cuando todos notamos que nos hundimos cada vez más... Es lo que creo y me encantan tus letras.

Alexandro dijo...

Pues si, Taun We, es cierto: tanto los gobiernos como los individuos tenemos ese doble discurso. A la mejor no podemos funcionar sin él. Y tanto los gobiernos como los individuos mentimos u omitimos cosas para dar una imagen de optimismo, de salud, de felicidad, etc.

Saludos y gracias por tu comentario.