viernes, 3 de diciembre de 2010

Chismes "ultrasecretos"

Algunas notas sobre la enorme cantidad de información clasificada que WikiLeaks ha hecho pública, con la ayuda de algunos diarios de alcance internacional, entre ellos, el único en español, El País, de España.

Primeramente, valiente el tal Julian Assange, director de WikiLeaks. No es la primera vez que causa polémica, ganándose poderosos enemigos, con la información que revela: recordemos el muy visto video en donde, desde un helicóptero de combate, soldados estadounidenses en Irak matan a un par de reporteros de Reuters. Después, reveló miles de documentos “secretos” del Gobierno de los Estados Unidos sobre la guerra de Irak y de Afganistán, y ahora, esto último: miles de informes clasificados, comunicaciones entre las distintas embajadas norteamericanas en el mundo con su central en Washington. Una auténtica bomba mediática. Ahora, sus enemigos, que no son pocos y a los cuales no les faltan recursos, lo están buscando.

Segundo: en El País salió un reportaje, apenas hoy, en donde se habla de que estos informes “desnudan” a los Estados Unidos. En realidad, no hay nada nuevo, al menos hasta el momento. Nada que no sepamos ya: la desconfianza de los Estados Unidos hacia Rusia; los intentos de contener el poder regional de Hugo Chávez; la idea de que México ha fracasado en su guerra en contra del narcotráfico y el crimen organizado. Lo demás son, simplemente, chismes políticos, muy rentables mediáticamente, claro. Siempre será divertido saber que Gadafi tiene una debilidad muy humana hacia su muy despampanante enfermera rubia. Pero ni siquiera los chismes parecen ser muy nuevos: todo el mundo sabía ya de la personalidad “festiva” en exceso (para un primer ministro) del italiano Silvio Berlusconi. En realidad, quien queda mal parado no es tanto Estados Unidos, sino aquellos acerca de quienes hablan los informes supuestamente tan secretos.

Tercero: Estados Unidos, al menos buena parte, ha reaccionado de una manera, por decir lo menos, exagerada ante esta situación. La campestre Sarah Palin, ex candidata a vicepresidenta por el Partido Republicano, ha pedido que se persiga a Julian Assange como si se tratase de Osama bin Laden. Y algún otro político republicano, de quien no recuerdo el nombre, ha pedido que se fusile a Assange a causa de su alta traición. Curioso, porque Assange ni siquiera es estadounidense.

Mejor sería dejar de una buena vez esa malísima vibra y proteger mejor sus documentos “secretos”, de tal modo que ningún soldadito de 22 años les pueda generar (como en efecto se los generó) este escándalo de lavanderas planetarias.

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