lunes, 8 de febrero de 2010

¿El bar San Juan será el nuevo Palacio Legislativo?


Mi casa está en silencio, y realmente no importa. Escribo solo por escribir. Hace meses que no lo hago, y realmente no importa. Siento la necesidad de teclear, pero, en realidad, no importa.
Bien, de pronto uno se levanta, prende las noticias y te dicen que aquellos que antes se odiaban a muerte y se deseaban todos los males posibles, se unen por, según ellos, salvar al país de la amenaza, terrible y fantasmal, del PRI. El PAN y el PRD hacen a un lado sus diferencias, según ellos, para, según ellos, gobernar en conjunto. El PRD no tiene nada que perder, pues nada le queda, pero el PAN se desprenderá, creo yo, de la menguada legitimidad que le quedaba. Está bien eso de las alianzas, pero de plano, algunas parecen monstruosas, por donde se les quiera ver.
Aquí, en el magnánimo (por las magnum de los narcos) Estado de Chihuahua, comienza la carrera electoral, que, en realidad, nunca se detiene. En la esquina tricolor, un gordito con cara de inepto llamado Cesar “El Cocoliso” Duarte, elegido en unas elecciones internas dignas de la más alta definición de democracia, y en donde el único elector fue el dedo mágico y regordete de Beatriz Paredes, lideresa que llegó de la muy lejana Tenochtitlán para destapar al Ungido y terminar con esto las fiestas patrias de Teto Murguia, Alejandro Cano, Villalobos y algunas otras almas en pena. Por la esquina azul, se perfilan, por el momento, dos sujetos más bien sospechosos: el primero se llama Carlos “El Camello” Borruel y el segundo se hace llamar Pablo “El Ciudadano” Cuaron. El apodo del primero se debe a la cara de animal desértico que adorna a Carlos y el apodo del segundo en cuestión, obedece a que Pablo ha insistido en que su campaña es “ciudadana”. Esto es poco menos que una mentira, puesto que El Ciudadano no será un candidato ciudadano (cosa que no existe, al menos por el momento, en este país), sino que está buscando la candidatura de un partido político con todas las de la ley.
Curiosamente, por el lado de la ciudad de Chihuahua en el cual yo vivo, la cara que se ve más, en anuncios e, incluso, en la televisión, no es la del Camello, la del Ciudadano no ciudadano o la del Cocoliso, sino la de un sujeto llamado Ruben Aguilar, candidato a la gubernatura por el PT. Evidentemente, no tiene posibilidades. Pero, por su cara, estoy seguro de que, si ganara, despacharía los asuntos del Estado en la barra del Bar San Juan o rodeado de las cotidianas maravillas del Table Dance el Bom Bay.

2 comentarios:

free dijo...

la mano izquierda y la mano derecha se unen para llevar a cabo una mega jalada jaja.

Alexandro dijo...

jajaja. es buen modo de explicarlo, sin duda.