domingo, 22 de noviembre de 2009

El metodo de escritura: ¿Que pasaría si...? / Ensayo sobre la ceguera, de Jose Saramago


Una historia muy al estilo de José Saramago. Es decir, bastante rara. De pronto, la gente comienza a quedarse ciega, como por contagio y, además, se trata de una ceguera completamente inexistente en el mundo real: una ceguera blanca. Los personajes de la novela ven todo “como si estuvieran sumergidos en un mar de leche”. El contagio se sale de control. El Gobierno y todo el mundo, pues, tienen miedo, así que encierran a los que ya están ciegos y a los posibles infectados en un manicomio, y en otras instalaciones completamente vigiladas después, cuando el manicomio ya no es suficiente. No quiero contar el final, así que hasta ahí lo dejo.
Lo bueno del libro y razón por la cual seguiré leyendo a Saramago (quien, por cierto, debió haberse llamado José Sousa, pero, por error del hombre en el registro civil, le pusieron como apellido la palabra que era el “apodo” de su familia, según entiendo por Wikipedia. Saramago es una planta, y por alguna razón así les decían a los padres de José Sousa, es decir José Saramago), repito, lo bueno del libro es (sonido de tambores expectantes): es divertido. Uno (es decir, el lector en turno) no se aburre con la narración. Pasan muchas cosas. Te mantiene interesado.
Ahora, algo como un defecto, que puede no serlo, dependiendo del lector “en turno”: la manera de escribir de Saramago (es decir, Sousa). Esa forma de escribir los diálogos, sin guion ni nada, simplemente insertados en la prosa, después de una coma (ejemplo: El médico dijo, No podemos quedarnos aquí, Y que hacemos, pregunto la chica de las gafas oscuras, así por el estilo), ¿es aceptable o es inaceptable? Ciertamente, no estorba a la narración misma, pero sí le da un descuidado aire de descuido, algo así como imaginarse que don José Saramago, con esa cara de tortuga sabia que siempre ha tenido, hubiera escrito el libro entero en dos semanas, a la carrera, sin corregir una sola palabra.
Da la impresión de que no hay personajes, sino fantasmas, o bien, ideas que necesitaban ser expresadas y que a Saramago se le da expresarlas en forma de novela, narrativamente. Por lo mismo, ningún personaje tiene nombre. Hay un personaje femenino (¿personaja?) que trae unos lentes oscuros, entonces, toda la novela es La chica de las gafas oscuras. Para nombrarla, Saramago/Sousa dice siempre la chica de las gafas oscuras, sin variación, sin siquiera poner, de pronto, la de las gafas, al cabos que todo el mundo sabría a quien se refiere, pero no, el dice entero el nombre, o bien, el dizque nombre. Puede ser novedoso, curioso o gustoso, para algunos, pero yo creo que le quita personalidad, individualidad a cada personaje.
Para escribir, supongo que Saramago se sienta (no creo que escriba de pie), se relaja, toma la pluma, la máquina de escribir (hay alguien que aún utilice esas extrañas invenciones?) o la computadora, y se pregunta siempre lo mismo, al menos en lo que yo he leído de don José Sousa Alias Saramago: ¿Qué pasaría si…? Y entonces, fantasea, pone a trabajar su indudable poder de imaginación: si el mundo entero se volviera ciego (Ensayo sobre la ceguera), si de pronto, en un país, la gente dejara de morir (Las intermitencias de la muerte), si la península ibérica se separara de Europa y comenzara a navegar por el océano atlántico (La balsa de piedra), etc.
Su método del que pasaría sí…, hace que sus libros sean divertidos, entretenidos y siempre tema de conversación. Pero, en un momento dado, lo pueden convertir en un autor predecible. A mí todavía no me aburre, pero no me sorprendería que lo hiciese en cualquier momento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen libro.