lunes, 11 de julio de 2011

Las tardes


Últimamente, principalmente cuando voy caminando, me he sentido pesadamente viejo. Ni cansado ni lento ni enfermo ni nada parecido. Viejo.

Y ya sé que es estúpido, porque no soy viejo. Pero bueno, no puedo evitarlo y camino y me siento viejo.

Miro a muchachos de mi edad pasar al lado mío y no sé, siento que se ven más ágiles, más descansados. Siento que caminan como propulsados por el mismo viento o por el calor de la tierra.

Y entonces, de pronto, me siento así y no me sorprendería toparme, durante mi trayecto, con algún repentino espejo y que éste me devolviera la imagen de mi rostro, el mismo, pero surcado de profundas arrugas, de grietas que parecieran querer atravesarme, furiosas por algo que no sé.

No me sorprendería mirar mis ojos cansadísimos. Pero con ese cansancio que ya no se quita con el simple sueño, sino con el sueño abismal que purifica, que todo lo purifica y lo anula.

Así me siento de repente. Sn previo aviso y sin razón alguna. Y no importa si atardece o si está apenas naciendo el día. Da igual.

2 comentarios:

Taun We dijo...

A veces me asomo a ese maldito traidor que suele ser el espejo, siempre actualizándose respecto al tiempo que no deja de cobrarnos factura. Aunque el reflejo me recuerda un poco a mi abuela, la verdad, es que comienzo a intuir que no soy la que creo que soy. Me parece vergonzoso que aun antes de mis primeros treinta haya dejado instalarse en mis días la vulgaridad y la ordinariez que trae los días finales y la opción de solo firmar de conformidad. Creo sinceramente que es el mal en nuestros días, queremos avanzar tan a prisa que al final terminamos tan ocupados como para haber siquiera vivido un poco.

Excelentes letras.

Gracias por compartir, te dejo un abrazo enorme con cariño.

Mucho ánimo :)

Alexandro dijo...

Me decían hace poco que nunca estamos en el momento presente. Que siempre estamos o en el pasado, recordando, o en el futuro, planeando y demás. Pero nunca en el presente. Y, bueno, es lugar común, pero es cierto: el presente es lo único que tenemos.