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Ya lo sé. Te he visto.
El tedio inescrutable del trabajo.
El tedio de la gente,
de aquellos que en una noche que fue tantas noches
llamaste amigos y que ahora cambian máscaras y discursos.
Caminas por un callejón oscuro, que juega a imitarte,
y sientes que en cualquier momento te convertirás en un vampiro
sediento de aquello que te falta y que no alcanzas a entender
o que te diluirás en esa noche
que te envuelve como boca de lobo,
en esa noche que sientes como un fruto húmedo y sombrío.
Es entonces una esquina y una mujer y un precio
y el otro cuerpo, no el tuyo, sino el otro: lo indecible.
Y esa visión, una pálida espalda arqueándose,
te aguijoneará durante un par de noches
y después se irá, definitivamente.
Dirás palabras de cortesía y formalidad
y sentirás que esas palabras están vacías como tu pecho.
Llegará el día sólo para que llegue la noche
y la noche sólo para que llegue el día
hasta el final, secretamente deseado.
Ya lo sé. Te he visto.
Es triste la vida de los hombres:
es una huída interminable,
una vertiginosa caída.
6 comentarios:
Linda foto, saludoooos :3
Realmente interesante, de lo mejor, me quedo con mucho...
Te dejo saludos enormes, buen fin...
Extremadamente desolado, aun asi no llega a ser tragico ni dramatico; es una pintura de alguien y una pincelada de la humanidad -hombres, mujeres, da igual- Imposible no identificarse con el sabor oscuro que deja, con ese vacio piel adentro y piel afuera y esa nada que coquetea permanentemente con la vida, en algun momento de la existencia de todos. Abrazos, que buen trabajo.
Buen fin para ti, Taun We.
Precisamente eso es lo que quise hacer, María: reflejar el dramatismo de la vida humana sin utilizar un lenguaje dramático.
Wow! Simplemente me encantó, de principio a fin. Se me vinieron muchas imagenes a la mente. Saludos!
Saludos a usted, Rocío.
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