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martes, 28 de junio de 2011

Dialogos

Ya se ha escrito mucho sobre el debate, o el diálogo o como se quiera definir, entre Sicilia y Calderón, así que quizá repetiré algunos lugares comunes. Aún así, me parece que es un hecho demasiado importante como para dejarlo pasar: no me acuerdo de ningún diálogo parecido, en Latinoamérica, entre un Presidente y un miembro de la sociedad civil, uno, además, tan crítico con el gobierno federal. Recuerdo debates, muy duros e intensos, entre la oposición española y Zapatero, por ejemplo. Incluso, entre Tony Blair, de Inglaterra, y el parlamento. El hecho de que no recuerde un caso en Latinoamérica no es difícil de explicar: aquí hemos sido, históricamente, presidencialistas. El gobernante, sea un dictador o sea un demócrata, es visto siempre como una autoridad completamente ajena a la población, la cual puede ser admirada o detestada, según el caso, pero nunca, jamás, confrontada y obligada a escuchar a la sociedad civil. Eso fue lo que pasó en el encuentro entre Sicilia y Calderón, y me parece histórico y, sobre todo, positivo.

La llegada del PAN a la presidencia en 2000 tuvo ese efecto: desmitificar a la figura presidencial. Sucedió, claro, desde Fox y se ha continuado con Calderón, el cual se ha abierto al debate como ningún otro presidente, sin temer a exagerar. Es curioso que, para muchas personas, esto sea un claro signo de debilidad gubernamental y que añoran, de un modo un tanto masoquista, la vuelta del presidente todopoderoso, estilo Salinas o De La Madrid. La vuelta al viejo sistema: de hecho, en la cuestión, por ejemplo, de la seguridad, esto ha sido, últimamente, el tema de moda. Ese “tema de moda” nos dice que la estrategia punitiva del Estado mexicano (olvidan decir que de una parte del mismo, es decir, el federal, porque los Estados están completamente fuera de todo esto) ha fallado, y que hay que pasar a la estrategia, dicen ellos, “disuasiva”. Esto ha sido expuesto, principalmente, por este artículo de Nexos. Y básicamente, la idea es volver a lo de antes. Estrategia disuasiva es, a fin de cuentas, un eufemismo académico de “hacerse pendejos solos”. En fin.

Somos un país en donde todos hablan de “avances” y de “progreso”, pero que mira, desesperadamente, hacia atrás, hacia el pasado. Y así, vamos a terminar tropezando y cayendo, otra vez.

jueves, 28 de abril de 2011

Desde abajo


Una cosa es cubrir Túnez: es un escenario. Pero cuando los medios informativos se enfrentan a lo que actualmente sucede en Medio Oriente, su capacidad queda rebasada. Esto se asemeja a una epidemia de protestas, de revueltas. De revoluciones.

Difícil saber que es, realmente, lo que sucede. La realidad de un país, cualquiera, es siempre muy compleja y nunca podemos guiarnos por una visión de “buenos y malos”, de “héroes y villanos”, como lo han hecho muchos en el caso que nos ocupa. Pero una cosa parece clara, y se trata de una claridad que me entusiasma: las protestas, y los protestantes, parecieran estar “más allá del bien y del mal”. Me explico: hay dos “revueltas”, a mi parecer: una es la política, esa que están luchando los grandes poderes mundiales que están viendo, inevitablemente, a ciertos intereses peligrar o al menos en riesgo de peligrar. En este caso, podemos mencionar a Irán, por ejemplo, pendiente, como lo está, de cada movimiento opositor, a fin de que no se convierta en un Egipto; está, claro, Estados Unidos. Y uno muy importante, y que ha estado un poco callado pero que, sin duda, no ha estado inactivo, es Israel: para el estado judío es de vital importancia quien cae y, sobre todo, quien se levanta. Y hay muchísimos otros intereses políticos y económicos en juego, y todo esto conforma, a mi modo de ver, esa primera revuelta, que es, por cierto, la que los medios de comunicación más explotan.

Por otro lado, está la Revuelta, con mayúsculas. O la Revolución. Esa está más allá del bien y del mal porque no está interesada en los muchos intereses que está afectando, o en los muchos que está beneficiando: ellos sólo quieren libertad y mejores condiciones de vida. Si esto significa remover el avispero y provocar lo que tenga que provocarse, pues no les importa, y está perfectamente bien que no les importe. Y aquí, entonces, tengo que cambiar el orden y decir que esta sería la primera de las revueltas y la otra la segunda, ya que ésta provoca a la otra y no viceversa.

Es difícil saber qué está pasando realmente por allá, pero una cosa es segura: es Historia e Historia impulsada desde abajo, desde el pueblo, desde la ciudadanía, y por ello es admirable. A pesar de todo.

viernes, 11 de marzo de 2011

El otro

Recientes hallazgos de este equipo de investigación (conformado por mí y por mi otro yo, que emerge de vez en cuando) nos acercan, cada día más, al misterioso, y escandaloso, hecho de que la verdad no exista. Esto es sólo una hipótesis y, de confirmarse los recientes descubrimientos, no sería ni verdad ni mentira, puesto que todo, el mundo y sus alrededores, sería relativo.

Mi otro yo está casi siempre en desacuerdo conmigo, esto debido a que, si estuviera siempre en concordancia con mi pensamiento, ya no sería mi otro yo. Su identidad, pues, se basa en el hecho de estar en contra de mis opiniones. Incluso, en contra de mi mismo, como persona, como ser viviente. Por tanto, durante largos periodos nos hemos considerado enemigos y hemos “batallado” el uno contra el otro, haciendo uso de las más letales y destructivas armas con las que contamos cada uno. Pero, al ser dichas armas las mismas, puesto que, en esencia, somos uno mismo, la letalidad y destructividad de las armas se anula. Mi otro casi siempre está en desacuerdo conmigo, pero en este tema, lo he visto dudar, ponerse un poco pálido y abrir ligeramente la boca, en señal de anonadamiento. Luego, me quité de enfrente del espejo porque no soporto verlo por mucho tiempo, y su expresión idiota y pasmada aumentó aún más mi intolerancia hacia él. El otro.

Aún así, lo escuché susurrar, como si no pudiera creer que, quizá, por una vez pensaramos lo mismo: “pero… la verdad… puede que no exista”.

Todo es lenguaje y, por tanto, cada interpretación o entendimiento sobre equis o yé tema, y la forma en la cual este entendimiento es expresado, es una sucesión de palabras. Una estructura lingüística. En este sentido, dicha estructura puede ser trastocada, con un arma poderosísima que se llama retórica, ese puño feroz de la inteligencia.

Todos tenemos una específica visión del mundo y de sus fenómenos: esta visión está construida, también, con palabras que “flotan” todo el tiempo en nuestro inconsciente. Esas palabras pueden, de pronto, hundirse. Este suceso, como hemos podido avistar el otro y yo, es más espectacular que el hundimiento del Titanic.

Seguiremos informando.

Revolución congelada

Qué lástima que la Unión Europea, con excepción de Francia e Inglaterra, siga tan neutral respecto a la difícil y dramática situación que viven los libios rebeldes. La revolución, que en un principio parecía tan dinámica e imparable como la egipcia o la tunecina, se ha topado con un régimen mucho más duro.

Se trata de una situación muy diferente a la de Egipto. Sencillamente, porque Gadafi, a diferencia de Mubarak, no duda ni un momento a la hora de mandar a sus tropas (las que aún le siguen siendo fieles) a matar a sus ciudadanos. Los ha bombardeado, y, en dichas condiciones, con el mundo Occidental tan pasivo, los rebeldes, a mi modo de ver, no tienen posibilidades.

Es triste, y hay dos razones: primero porque, si Gadafi vence, de manera definitiva, tomará venganza (cómo dudarlo) en contra de los muchos que osaron levantarse en su contra. Los va a matar a todos, así de sencillo, ante la mirada impávida de la Unión Europea y de la ONU, que no ha servido de nada, tampoco. Y, segundo, porque este fracaso muy probablemente detendrá a los revolucionarios en otros países que esperaban, inquietos, la victoria de los libios. Ahora, los rebeldes iraníes, marroquíes y argelinos lo pensarán dos veces o, de plano, abandonarán sus propósitos. La razón: cuando vean que Gadafi puede hacer lo que quiera con su pueblo, como lo está haciendo en este momento, sin que Occidente haga algo, se sentirán completamente desprotegidos. No será sólo el fracaso de la revolución libia, sino del proceso de cambio y renovación que había iniciado en Túnez.

martes, 22 de febrero de 2011

¡¡¡ Hay, pero como sufro !!!


Todo el mundo (yo, en primer lugar) critica, descalifica, habla pestes sobre tal o cual partido, sobre tal o cual político. Nos quejamos todo el tiempo. Parece que es nuestro único rasgo común, aquí en México: quejarnos ante todo, lamentarnos de nuestra suerte, sentirnos miserables porque el mundo no nos comprende, porque los gobiernos son un nido de ratas, porque la Facultad es mediocre, porque no nos gusta nuestro empleo, porque nuestro jefe nos trata mal. Maldita escuela inútil, malditos políticos ladrones, malditos empresarios abusones, malditos y cabrones policías, maldita ciudad tan sucia, maldita economía jodida, malditos gringos racistas, maldita tarea aburrida, maldito trabajo mal pagado, maldita religión…

Etcétera hasta el infinito y multiplicado por más de cien millones de mexicanos.

Dos cosas: no parece que nos demos cuenta de la suerte que tenemos de vivir en este país. Si no me creen, sólo pregúntenle a los cubanos, a los haitianos o a los somalíes. Yo creo que ellos me van a dar la razón. No nos damos cuenta de eso. No nos damos cuenta de la suerte que tenemos de poder estudiar, de lo que eso significa. De la suerte y el privilegio de poder votar, de tener opciones. De la suerte de que, a pesar de Hacienda, sigan existiendo empresarios y por tanto empleos en México. De la suerte de tener una economía que, mal que bien, respeta al mercado y no está en una crisis total, en quiebra, vaya. De la suerte inmensa de tener trabajo, incluso si no es aquel que deseas.

Ahora bien, la cosa esta difícil, eso ni como dudarlo. Pero, ¿no nos gusta nuestro país? Pues habría que moverse, habría que quitarnos la flojera y, en serio, dejar de quejarnos. Habría que empezar por salir a votar y, después, por organizarnos, como ciudadanos, y salir a la calle si aquello que nos prometieron no se ha cumplido. Y demandar, y exigir, pero como personas informadas, críticas de a de veras, conocedoras. Habría que leer, caray: habría que valorar la información. Tendríamos que negarnos, de manera decidida, alzando la voz, a ser utilizados en campañas electorales como si fuéramos borregos, tendríamos que negarnos a jugar ese papel de pueblo bueno y resignado y necesitado que tanto pregonan los políticos y, todo lo contrario, tomar al toro por los cuernos y hacer valer nuestra voz, nuestros intereses, nuestro punto de vista. Por las buenas o, en su defecto, por las malas.

Habría que dejar de hablar (o de escribir quejas y lamentos en blogs, por ejemplo) y comenzar a actuar. Comenzar a tomar el control de nuestro país, de nuestras vidas, y darle la dirección que queramos.

lunes, 14 de febrero de 2011

Lejanos libertarios


Esta foto, de fecha que desconozco, muestra a una mujer en Irán a punto de ser lapidada por faltas a la moral. Momentos después de ser fotografiada, sobre esta mujer cayeron las rocas (pequeñas, para que no la maten tan rápido, pero lo suficientemente grandes como para que le abran la piel, la carne).

Esto sucedió en Irán, pero hoy el Medio Oriente pareciera ser uno solo, una gran unidad (aún cuando esto sea sólo un espejismo, pues pocas zonas del mundo son tan variadas y complejas). La razón de esto son las protestas (pacíficas, civiles, apasionadas, ejemplares) en las calles del Cairo y, después, la caída del dictador, Hosni Mubarak. Antes, había sucedido lo mismo en Túnez y esto parece extenderse, cada vez más. Los egipcios me han callado: escéptico, pensé que sucedería lo de hace unos meses en Irán, es decir, que el gobierno dejaría que la protesta se fatigase, que los manifestantes se cansaran de esperar sin respuesta a la vista y que, acosados por la policía y por el hambre, retornaran, vencidos, a sus casas, al menos consolados por el hecho de haberlo intentado. Pero no fue así. A pesar de que Mubarak no parecía estar dando su brazo a torcer, no se movieron. Aún cuando el Ejército (que ha estado del lado, más que nada, de los civiles y que muy pronto declaró que no dispararía en contra de éstos por ningún motivo) les dijera, altavoz en mano, que se fueran a sus casas, que ya habían hecho suficiente, no se movieron. A pesar de la crisis económica que, seguramente, se sentía en la boca del estómago, a pesar del trabajo no trabajado y de las aulas escolares vacías, no se movieron. A pesar del temor, lejano pero siempre, yo creo, en el aire, de que el Ejército decidiera cambiar de opinión y emplear la fuerza, no se movieron. Y, de pronto, se anuncia. Mubarak, el dictador, después de 30 años de estar al frente, se retira. Cede el poder. Creo que a nadie con un mínimo de sentido cívico le es difícil imaginar la enorme emoción que han de haber sentido los egipcios cuando, esa noche, se dieron cuenta de que, con valentía y decisión, habían cambiado a su país. Que ellos, los ciudadanos de a pie (no los Partidos, ni las organizaciones religiosas, ni nadie más) habían actuado y, cosa increíble, habían ganado. Podemos imaginar la sonrisa de tantos, las lágrimas y el sentimiento de unidad, mientras cantaban su himno, el cual nunca antes habían cantado con esa emoción, sintiendo, en todo su peso, cada palabra. Que envidia.

Y esto va para largo. Aquí, nos cuentan que en Argelia (vecina de Túnez) ya se han contagiado. Irán, hace meses, vivió algo muy parecido, pero en una situación mucho más difícil (sencillamente porque el Ejército de Irán, a diferencia del de Egipto, no tenía reparos en disparar contra civiles). Ahora, nos dicen aquí que lo que pasó en Egipto les ha dado nuevos bríos. “Si ellos pudieron, nosotros también”, dicen que dicen los jóvenes iraníes. Y también Yemen, aquí, y Palestina, por acá. Esto, decía, no va a parar en Egipto.

Hay un punto que me emociona, y me acerca, de modo particular a estos sucesos: las protestas, tanto en Túnez como en Egipto, fueron comenzadas y lideradas principalmente por jóvenes, en edades universitarias. Esto, decía, me acerca a ellos y me hace sentir una irrefrenable empatía por estos lejanos protestantes, pero sé que están manejando un arma de doble filo. Están, pues, jugando con fuego. No van a ser la misma cosa la emoción de la protesta y la lucha por el poder, por el trono vacío, que ya ha comenzado y en donde, como dudarlo, meterán sus manos y querrán el cetro personajes mucho más duros que Mubarak, en Egipto, o Ben Alí, en Túnez. O, como decimos aquí, el tiro les puede salir por la culata. Y es que si recurrimos a la historia, podemos darnos cuenta de que las revoluciones pocas veces tienen finales felices o, al menos, el final que sus ideólogos y creadores quisieron: está el caso de México, el de Rusia, el de China. Ahí, estático como un fósil, el ejemplo de Cuba. Se me podrá objetar que todos esos ejemplos hablan de revoluciones armadas, y se tendrá razón. Pero hay un caso muy semejante al de Egipto: el de Irán que, en 1979, y por medio de protestas casi pacíficas, derrocó a Reza Pahlevi, sin duda un dictador, pero solo para dejar en el poder a uno bastante peor, Jomeini. Son caminos que, espero, sabrán evitar.

Y a todo esto, preguntará el lector, ¿qué tiene que ver la triste fotografía de arriba con el tema feliz, aunque a medias, del que trato? Bueno, pues la fotografía muestra lo que, a mi entender, está detrás de estas protestas en Medio Oriente, y con esto me refiero a aquello que van cargando esos jóvenes y trabajadores y desempleados de Irán y de Egipto y Argelia y demás que han salido de casa y se han plantado en las plazas de sus ciudades, exigiendo el fin de esa tiranía y buscando que el futuro, su futuro, no sea tan oscuro como el que le esperaba a la mujer de la fotografía.

jueves, 10 de febrero de 2011

Volver al PRI


Beatriz Paredes, Moreira, Peña Nieto y demás, el PRI en términos generales, festeja, de modo un tanto adelantado y, además, imprudente, una victoria en 2012. Olvidan que, en estos meses, pueden pasar muchas cosas. Hay quienes han dicho, y no solo priístas, que aquél partido que gane en el Estado de México, en el presente año, ganará, de manera segura, la Presidencia el año entrante. Pareciera que no saben la importante diferencia que hay entre el Edomex y Chihuahua, entre Chihuahua y Yucatán, entre Yucatán y el DF. México es, pues, demasiado complejo y plural como para sintetizarlo en una pequeña porción del territorio.

Y es que, en lo personal, me molesta un poco el discurso del PRI en estos últimos meses. Y quizá no sepa, aún, explicar muy bien la razón de mi disgusto, pero me gustaría intentarlo. En resumen, dicho discurso es el siguiente: ustedes se equivocaron al sacarnos de la Presidencia en el 2000. “Ustedes” somos nosotros, el pueblo, pues. “Sin nosotros, los priístas, en Los Pinos, México no puede avanzar, así que lo único que les queda, la única solución, es volver a nosotros, es arrepentirse de su error y atrevimiento y, digamos, volver al redil”.

Volver al PRI como la única solución a los problemas de México: eso es lo que proponen. Aunque, en realidad, no proponen mucho: su campaña, porque ya están en campaña, es un tanto irónica: como el PAN no ha podido eliminar la pobreza, el desempleo y la corrupción que el PRI creó, hay que votar por el PRI, que es, a fin de cuentas, quién generó dichos estragos. Ah, caray. Sus cartas electorales son los pobres que, claro, ya eran pobres cuando el PRI gobernaba, y la corrupción que ya existía, y campeaba, con ellos en Los Pinos. Critican un sistema de gobierno que ellos crearon y que, además, no han querido ayudar a desarmar, porque ni siquiera como oposición han sido responsables y constructivos. Todo lo contrario: es ya un lugar común, pero no por eso deja de ser verdad, que se han dedicado a sabotear cuanta propuesta razonable y benéfica provenga del Ejecutivo porque, de este modo, el pueblo de México entendería, entenderíamos, que sin ellos no podemos. Que hay que volver al PRI. En realidad, nunca se fueron: siguieron en muchas gubernaturas, alcaldías y diputaciones (la mayoría, de hecho), haciendo exactamente los mismos gobiernos irresponsables y corruptos de siempre.

Yo espero, pues, que de pronto los aplausos y los vivas, el adelantado confeti y los ya planeados discursos de agradecimiento y buena voluntad, se detengan, se cancelen, y que los priístas miren, silenciosos, su derrota. Nuestra victoria.

miércoles, 5 de enero de 2011

Década

Han pasado tantas cosas y al mismo tiempo tan pocas desde aquél 2 de Julio en que el PAN, abanderado por Vicente Fox, ganó las elecciones presidenciales, después de más de setenta años con el PRI. Para todos, ese hecho significó algo y todos tuvimos una opinión, aunque dicha opinión variara muchísimo de naturaleza y de principios. Yo tenía entonces solamente 13 años, sin embargo recuerdo muy bien las calles céntricas de la ciudad de Cuauhtémoc abarrotadas de gente que, a pie o en carros, ondeaban, emocionados, la bandera albiazul del Partido. El característico bocinazo panista por todas partes y, por las banquetas e incluso a media calle, grupos de personas celebrando la victoria que sentían muy propia, muy personal. Y lo recuerdo porque yo era uno de ellos: si bien tenía trece años, siempre me ha apasionado el tema político y mi familia participó, de manera activa, en el Partido Acción Nacional durante los años ochenta, al lado de Francisco Barrio y Luis H. Álvarez, y aún durante los años noventa, con la candidatura, por ejemplo, de Cevallos a la Presidencia. Si retrocedo aún más, puedo recordarme en acaloradas elecciones internas, en donde, de manera espontánea, surgían de entre el público ruidosas porras y vivas a cada uno de los precandidatos, de tal modo que no solo era una competencia entre dichos sujetos sino también entre las distintas porras, que se esmeraban por gritar y aplaudir más fuerte que los oponentes, con lo cual el estadio o gimnasio en cuestión parecía estar a punto de venirse abajo; me recuerdo en mítines de innumerables candidatos a innumerables puestos públicos: lejanamente me acuerdo de Barrio, de modo más cercano y nítido de Cevallos, hablando, con su característico tono y energía, en un discurso que fue interrumpido por la lluvia. Con estos antecedentes, no les será difícil imaginarme, de trece años, con una bandera que me cansaba el brazo y rodeado de una multitud, afuera de la sede del PAN en Cuauhtémoc, mirando atentamente la pantalla de tela en donde se proyectaba la imagen en vivo del entonces Presidente Zedillo, aceptando la victoria de la oposición y la derrota del, años atrás, invencible PRI.

Han pasado tantas cosas y al mismo tiempo tan pocas desde aquél 2 de Julio del 2000. Se han perdido algunas palabras, se dejaron a un lado o bien quedaron amontonadas entre las banderas y los cartelones, ya inservibles después de la victoria. La clave estaba en el Gobierno de Fox: Fox tenía en sus manos la palabra más importante de la transición mexicana, que no escuchó con la atención que se requería, que no valoró y sopesó en el momento crítico: la palabra “cambio”.

No se me malentienda: considero que Vicente Fox fue uno de los mejores Presidentes que ha tenido este país y estoy seguro que el más honesto. Su llegada a la silla presidencial fue un hecho histórico y positivo, no solo a nivel nacional sino internacional. Pero el problema es que Vicente Fox no debió haber hecho un buen gobierno, como lo hizo, sino un gobierno histórico. Lo histórico fue su llegada, el sacar al PRI de Los Pinos, el llevar a la oposición (o a parte de ella) a la victoria tan esperada, pero no su gobierno, no su administración. Fox perdió su oportunidad histórica, y con él el PAN. Había que actualizar, y en muchos casos demoler por completo, muchísimas estructuras anacrónicas que todavía hoy, luego de diez años, siguen en pie. Había tantos tabúes, tantos paradigmas que confrontar. La llegada de Fox a la Presidencia fue una oportunidad histórica que, sencillamente, se desperdició. El momento era propicio, no el personaje.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Marisela Escobedo


El caso de Marisela Escobedo, la activista social asesinada hace unos días en la capital de Chihuahua, hace notorio un aspecto terrible de nuestra sociedad: la soledad de aquellos mexicanos que exigen cuentas a un Gobierno, ya sea el federal, el estatal o el de algún municipio.

Ningún gobierno, y esto ya lo tendríamos que aprender, cambia por sí mismo: el gobierno es poder y, como tal, tiende a extenderse y eliminar, o al menos tratar de eliminar, los obstáculos que encuentre durante su expansión. Esa es la naturaleza del poder y no hay modo de cambiar dicha naturaleza. No podemos cambiarla, pero sí podemos contenerla, controlándola por medio de límites bien establecidos y lo suficientemente firmes como para resistir su embate. La ciudadanía puede, pues, gobernar al Gobierno, siempre y cuando se constituya como ciudadanía. Una persona, un solitario ciudadano, siempre saldrá perdiendo en su titánica batalla en contra de los excesos y las crueldades de un Gobierno.

La muerte de Marisela Escobedo duele y enfurece por muchísimas cosas: se trata de una de las historias mas crueles y negras de los últimos años en este país. Pero cuando yo vi el video, esto fue lo que más me dolió, lo que más me enfureció: varias veces, durante las últimas semanas, pasé por la Plaza Hidalgo, en donde ella sería asesinada, y ni siquiera me paré a leer las mantas que ella y su familia habían instalado en los postes de luz cercanos, en donde había una fotografía del asesino. En alguna ocasión, ya de noche, la llegué a ver, rodeada de unas pocas personas (seguramente miembros de su familia) en la misma plaza, y jamás me detuve, jamás me di el tiempo de saber quién era y qué cosa exigía. Jamás escuché su protesta. Nadie la escucho, ninguno la escuchamos.

Su muerte indigna porque estaba sola, completamente desamparada. La dejó sola el Gobierno, de todos los niveles, que ahora nos vienen a contar que le habían puesto seguridad. Pero la dejamos sola también nosotros, ahí, sentada en frente del apático y sordo Palacio de Gobierno. No la hubieran matado si no hubiera estado tan sola.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Chismes "ultrasecretos"

Algunas notas sobre la enorme cantidad de información clasificada que WikiLeaks ha hecho pública, con la ayuda de algunos diarios de alcance internacional, entre ellos, el único en español, El País, de España.

Primeramente, valiente el tal Julian Assange, director de WikiLeaks. No es la primera vez que causa polémica, ganándose poderosos enemigos, con la información que revela: recordemos el muy visto video en donde, desde un helicóptero de combate, soldados estadounidenses en Irak matan a un par de reporteros de Reuters. Después, reveló miles de documentos “secretos” del Gobierno de los Estados Unidos sobre la guerra de Irak y de Afganistán, y ahora, esto último: miles de informes clasificados, comunicaciones entre las distintas embajadas norteamericanas en el mundo con su central en Washington. Una auténtica bomba mediática. Ahora, sus enemigos, que no son pocos y a los cuales no les faltan recursos, lo están buscando.

Segundo: en El País salió un reportaje, apenas hoy, en donde se habla de que estos informes “desnudan” a los Estados Unidos. En realidad, no hay nada nuevo, al menos hasta el momento. Nada que no sepamos ya: la desconfianza de los Estados Unidos hacia Rusia; los intentos de contener el poder regional de Hugo Chávez; la idea de que México ha fracasado en su guerra en contra del narcotráfico y el crimen organizado. Lo demás son, simplemente, chismes políticos, muy rentables mediáticamente, claro. Siempre será divertido saber que Gadafi tiene una debilidad muy humana hacia su muy despampanante enfermera rubia. Pero ni siquiera los chismes parecen ser muy nuevos: todo el mundo sabía ya de la personalidad “festiva” en exceso (para un primer ministro) del italiano Silvio Berlusconi. En realidad, quien queda mal parado no es tanto Estados Unidos, sino aquellos acerca de quienes hablan los informes supuestamente tan secretos.

Tercero: Estados Unidos, al menos buena parte, ha reaccionado de una manera, por decir lo menos, exagerada ante esta situación. La campestre Sarah Palin, ex candidata a vicepresidenta por el Partido Republicano, ha pedido que se persiga a Julian Assange como si se tratase de Osama bin Laden. Y algún otro político republicano, de quien no recuerdo el nombre, ha pedido que se fusile a Assange a causa de su alta traición. Curioso, porque Assange ni siquiera es estadounidense.

Mejor sería dejar de una buena vez esa malísima vibra y proteger mejor sus documentos “secretos”, de tal modo que ningún soldadito de 22 años les pueda generar (como en efecto se los generó) este escándalo de lavanderas planetarias.

viernes, 30 de julio de 2010

México vs México


México funciona a pesar de México.


Los mexicanos funcionamos a pesar de los mexicanos. A pesar de nosotros mismos y de nuestros vicios, nuestras discapacidades como pueblo, a pesar de nuestra renuencia a mejorar, a protestar como se debe, a enojarnos con justicia y a no quedarnos en el sillón, mirando la televisión y sus noticias, que últimamente se gastan en puras notas rojas.


México funciona a pesar de México. A pesar de su pasado. A pesar de sus páginas de Historia, una historia de villanos que vencen, una Historia de sangre. Lo que vemos actualmente, ya lo hemos visto, una y otra vez, en asesinatos políticos desde que México es México. Es mentira que la violencia, así, nunca se haya visto. Ya habíamos probado, desde mucho tiempo atrás, los métodos de nuestro tiempo.


México funciona a pesar de México. A pesar de su presente que es un cuarto cerrado, una casa aislada, perdida en un desierto que esta perdido entre montañas de una belleza terrible, temible. En esa casa habitan dos hombres que son enemigos y que se buscan, desde hace siglos, ya desde hace siglos, incansablemente. Ahora, al parecer, se han encontrado y no encuentran el modo de matarse de una buena vez o perdonarse. No saben que hacer.


Los mexicanos funcionamos a pesar de los mexicanos. A pesar del humor que, de tan ácido, de tan negro, termina volviéndose una masa que, primero, no nos permite hablar. No podemos despegar los labios. Después, la espesa sustancia de nuestra risa sube a nuestro cerebro. A nuestras manos. Nuestros pies. Somos, entonces, una estatua que no significa nada. En la placa, dice: “Erase una vez…”


Este país funciona a pesar de este país. A pesar del ejército de burócratas que todo lo vuelven lento, ineficaz, que todo lo hacen sin ganas. A pesar del otro ejército, bastante más “eficiente”, desgraciadamente: el de las R 15, las AK 47, las granadas, el de los siniestros videos en donde un hombre muere a manos de otros hombres que, aunque se mueven y hablan y ríen, ya están muertos. México funciona a pesar de los partidos políticos de todos los colores, en donde se reúnen un grupo de cobardes, mentirosos y estúpidos seres humanos que lucran, que se llenan los bolsillos, que se dan la gran vida dejando que todo siga igual, dejando que este país caiga, que este país se hunda y con él todos nosotros. Dejando que yo me hunda, que los que leen esto se hundan, mientras ellos ganan, mientras ellos siguen adelante.


Este país funciona, crea, ríe en ocasiones, a pesar de su misma tristeza, a pesar de su amargura.

lunes, 19 de julio de 2010

De aquí a seis años



Tardíamente, escribo sobre el triunfo del PRI a la gubernatura de Chihuahua. Debo reconocer, para comenzar, que me ha sorprendido bastante la ventaja que Cesar Duarte le ha sacado a su principal rival, Carlos Borruel: pensé, equivocadamente, que, dadas las circunstancias actuales de nuestro Estado, la mayoría de la gente saldría a votar. No pensé que el principal protagonista de estas recientes elecciones fuera la apatía, el desánimo, la actitud de “me vale madres quien gane porque todos son igualitos” y esas cosas. Pensé, o tenía la esperanza, de que la mayoría saldría a votar debido, precisamente, a la crisis de seguridad y económica que estamos viviendo, que estamos padeciendo. No fue así y terminó votando, promedio, un 35 por ciento del padrón, con la excepción de algunos y contados municipios (curiosamente, en los de la Sierra Tarahumara hubo buena votación, proporcionalmente, claro). Conecto las dos cosas (el triunfo del PRI y la bajísima votación) porque yo no quería que ganara Duarte y se sabe, por historia, que al PRI nunca se le ha ganado con bajas votaciones. En esos casos, su histórico “voto duro” lo impulsa y le da el triunfo. Una votación baja, pues, siempre es buena noticia para el PRI.
No creo que Cesar Duarte sea una mala persona y me parece que ganó el que hizo una mejor campaña o al menos el que hizo más campaña. Además de hacer la campaña necesaria, el PRI sacó partido de los errores del PAN. Por ejemplo: a nivel municipal, al menos en Cuauhtémoc y en Chihuahua, el PAN se equivoca garrafalmente, al menos a mi me parece, en la elección de sus candidatos a alcaldes: en Chihuahua, Toño Valdez, que ya desde el nombre pierde puntos, no? En Cuauhtémoc estaba Gustavo Prieto, un sujeto más o menos conocido por estos rumbos pero que realizó una campaña bastante curiosa: básicamente, su campaña fue no hacer campaña. Actualmente, resido en Cuauhtémoc y nunca escuché una sola entrevista de Prieto o algún spot televisivo o, ni siquiera, un mitin en la plaza o en cualquier otra parte. Simplemente, no hubo campaña, ergo, ganó el PRI, con una ventaja histórica a nivel municipal, por cierto.
Ganó el que hizo mejor campaña, no necesariamente el mejor. Es una lastima que el abstencionismo haya sido tan elevado porque, sencillamente, era bien importante quien ganara: si no sucede algo, si no hay un gobierno estatal verdaderamente comprometido con acabar con la delincuencia y con hacerse cada vez más eficiente y transparente, Chihuahua va a terminar muy mal. Es una lastima, pues, que haya ganado Cesar Duarte, porque, al menos a mi, nada me indica que Duarte vaya a hacer las cosas de modo distinto a como las ha hecho Reyes Baeza. Es la misma gente, por tanto es más de lo mismo: todo lo que pasa es culpa del gobierno federal y, por tanto, yo no puedo hacer nada y solo me entretengo pidiendo cada vez mayores recursos.
Yo creo que todos esperamos que Cesar Duarte trabaje bien y que tenga buenos resultados, todos queremos que le vaya bien porque, sencillamente, todos estamos en el mismo barco. Nadie, por más poder que tenga, está a salvo hoy en día. Pero, sinceramente, soy bastante pesimista en cuanto a los resultados que Duarte pueda entregar.
Espero estar bien equivocado y que la realidad me contradiga.

sábado, 29 de mayo de 2010

El mártir San Gregorio


Y luego que ni el Gobierno Federal les ayuda para que se crean, ellos mismos y ellos solamente, el cuento chino de que panistas y perredistas pueden convivir sanamente, sin intentar sacarse los ojos con el mismo bolígrafo con el que han firmado sus acuerdos. Justo en el momento en que Cesar Nava, presidente del PAN a nivel nacional, está apostando muchísimo poder y credibilidad política en esas laberínticas alianzas con el perredismo de Jesús Ortega, carajo, justo cuando al mismo Jesús “El Choloscuincle” Ortega, presidente nacional del PRD o al menos de una de sus innumerables facciones, ya no le sabe tan mal la boca cuando dice que cree firmemente en dichas alianzas y que no hay ninguna contradicción entre los insultos e improperios de hace apenas un año y estas nuevas amistades, viene la PGR, haciéndose la mala, y detienen a San Gregorio Sánchez, mejor conocido con un simpático y campechano “Greg” y candidato a la gubernatura de Quintana Roo por el PRD.

Pero pues yo no entiendo a nadie. Greg es un político relativamente joven y bien posicionado en cuestión de popularidad en Quintana Roo y además, y esto siempre cuenta aunque muchos no lo crean, tiene una esposa guapa y cubana, de nombre exótico: Niurka Sáliva. Antes de ser candidato a gobernador, se desempeñaba como presidente municipal de Benito Juárez, municipio en donde se sitúa, nada menos, Cancún y su minita de oro, constante y sonante, del turismo. Yo recuerdo que lo escuché, hará unos siete u ocho meses, en una entrevista que le hizo Fernanda Familiar en su programa “Que tal, Fernanda” de Radio Imagen, donde el dichoso Greg se desató de lo lindo y no paraba de elogiar a Cancún y a sus maravillosas playas y todo eso, haciendo reír bastante a la Familiar y con un tono de voz jovial y enérgico, que no se parece en nada, hay que decirlo, a su cara. Me cayó bien, pues. Y ahora resulta que el mismo sujeto está implicado en bastantes actividades delictivas, principalmente como colaborador de los cárteles de los Beltrán Leyva y de los Zetas e, incluso, que podría estar involucrado en el asesinato, ocurrido el 3 de febrero del 2009, del General Mauro Enrique Tello Quiñones, considerado, hasta el día de hoy, el militar de mayor rango asesinado durante este sexenio o, al menos, durante la llamada guerra en contra del narcotráfico (el General fue salvajemente torturado y después le pegaron un tiro de gracia). Esto ocurrió cuando Greg ejercía como presidente municipal y, según entiendo, la totalidad de sus más cercanos colaboradores en el tema de la seguridad fueron detenidos, aún lo están, por implicaciones con dicha ejecución. Greg ha sido llamado a declarar ya en varias ocasiones y, como había sobrados motivos para que el PRD lo lanzara como candidato a gobernador (popularidad, carisma, etcétera), la PGR le avisó al partido del sol azteca, desde enero, que se estaba integrando una averiguación previa en contra de Greg. Aún así, el PRD se puso necio y lo lanzó y dicha averiguación previa ya está integrada y hace unos días, ha resultado que Greg ha sido detenido.

Según entiendo, hay bastantes posibilidades de que Greg, en efecto, no sea una blanca palomita. Desde el inicio de su carrera política ha estado en medio de sospechas por enriquecimiento ilícito, por la cuestión de que en diez años pasó de no tener mucho a ser un “próspero empresario”, según palabras de Miguel Angel Granados Chapa en esta entrevista, en el programa de Carmen Aristegui. Además, al menos según la PGR, existen algunos “testigos protegidos” que hablan de la colaboración de Greg con los cárteles más arriba mencionados.

A pesar de ello, México es un país con un pasado que nos ha hecho bastante perspicaces en lo que se refiere a la utilización de la justicia en tiempos electorales y, de hecho, en todo tiempo. Así, el PRD ya declara que hay tintes políticos en esta detención, aún cuando, desde enero, tuvieron conocimiento de que la Procuraduría tenía en la mira a Greg, por razones que, siendo sinceros, no podemos considerar despreciables.

Caray, estas cosas sí que pueden romper amistades, aún cuando lo que esté en juego sean varios estados de la República.

domingo, 23 de mayo de 2010

Un secuestro



Es cosa de lógica, no? O, al menos, de mi lógica: si yo fuera secuestrador y quisiera que me dieran mucho dinero y, preferentemente, que no me descubran y me encarcelen o (estamos en México) me hagan pagar una fianza, ni en mi más loco sueño secuestraría a Diego Fernández de Cevallos. A menos de que, de plano, no hubiera leído en mi vida las noticias ni hubiera visto nunca el rostro de Cevallos en la televisión y no supiera que es uno de los políticos más importantes y respetados dentro del partido que gobierno a nivel federal y que esto significa que, de secuestrarlo, el gobierno federal se tomará mucho tiempo y energía para atraparme y castigarme. Sin derecho a fianza, seguro.
Tonces, pregunta mi mexicano espíritu, ¿Quién secuestró a Cevallos?
Ok, ahí esta la pregunta. Ahora bien, como no podemos saberlo y entonces caería yo en simples conjeturas, paso a la siguiente reflexión: tronó hace una semana la noticia de la desaparición de Diego y después los medios de comunicación se pusieron bien pero bien alertas para ver que nuevos datos saltaban, pero los chicos de los medios estaban frustrados después de horas en las que, de plano, no había un solo dato nuevo. Saciaron su (y la nuestra) sed informativa, entonces, yendo a preguntarle a cuanto actor político medianamente mediático se encontraban, y así, está la declaración de Carlitos Navarrete, del senador Gustavo “La momia” Madero, de Marcelo “El pirruris” Ebrard, evidentemente del secretario de la Segob y amigo muy cercano de Diego, Fernando “Calígula” Gomez Mont y, ya en ultima, estoy segurísimo que hasta el Cocoliso Duarte salió en la pantalla de algún despistado televisor, declarando cuan compungido estaba por la desaparición de Diego Fernández. Ajá, claro.
Esto no es culpa de los inquietos chicos de la prensa. Ellos solo hacen su trabajo y bueno, con algo había que llenar los periódicos y las notas en la tele y la radio, etc. Un trabajo de titanes, sin duda. Pero da la impresión de que, por decirlo en forma grosera, estamos fregados: si a Diego Fernández de Cevallos, que, indudablemente, tiene amigos poderosos, lo secuestran y las autoridades no tienen la más mínima pista de donde puede estar, entonces si me secuestran a mi o a cualquier tipo de a pie no existe la más remota forma de que me rescaten y castiguen a los delincuentes, a menos de que el azar entre al quite. Esto que digo contradice, por cierto, lo que dije en el primer párrafo de esta entrada. Tristemente.
En lo que a mí respecta, lamento este secuestro porque creo que Cevallos es un político que ha hecho más bien que mal y que posee un nivel ético y profesional, forjado en los largos años como opositor, desde el PAN. Por lo que he podido escuchar y leer, no es la opinión más generalizada.

jueves, 4 de marzo de 2010

Cocoliso vs Camello


Ya están los ejércitos (flacos, por cierto) preparados. Cocoliso Duarte y el Camello Borruel han ganado en sus respectivos partidos. Sinceramente, hasta el momento ninguno de los dos me levanta la más mínima simpatía, el priísta por salir en sus malísimos spots diciendo que es hijo de Chancho o Chencho o Chicho Duarte (no recuerdo con claridad), nombre que se aplica no a una persona de bien, sino más bien como a un padrote de pueblo o a un correteado coyote fronterizo. El panista también me levanta las sospechas por el lenguaje que utiliza para su campaña, que puede resumirse, básicamente, en unas cuantas frases como las que siguen: yo también estuve bien pero bien pobre como ustedes, de niño porque ahora ya no; mi apá se murió y tuve que chambear bien chavo; soy un cuate sencillo y que la ha sufrido, etc etc etc. Siguiendo la lógica del Cara de Dromedario Borruel, podríamos elegir como Gobernador al 75 u 80 por ciento de la población de esta nuestra Magna Entidad Federativa. Sin embargo, es muy probable que vote por el Dromedario, ya que al Cocoliso de plano no lo aguanto pero ni tantito y creo que el actual gober le ha flojeado, o se ha aflojado (como ustedes quieran), demasiado con el tema de la violencia. Hay una cosa que me hincha de recelo: ver o escuchar a el Mulato Baeza decir, en cada entrevista que “concede”, que todo este despapaye se debe a la malvada federación, que ni él ni su grisácea procuradora de “justicia” tienen nada que ver. Como de que no, chingao ¡¡¡
No veo mayores razones para seguir escribiendo. Sabrosos saludos para todos.

viernes, 26 de febrero de 2010

Panes de otros hornos


Podemos concluir que estamos en el despapaye. Afirmamos no un Estado Fallido, como preconizan los apocalípticos, sino algo, quizá, que viene antes del Fallido: estamos en un Estado Revuelto, en un Caldo de Oso, en un Estado en Desmadre, en una Sopa de Grillos.
El PAN tiene diez años diciéndonos que su Enemigo, su Cruela de Vil, su Némesis, su Antítesis e Infiel Opositor es el PRD y buena parte de los jurásicos priístas. Pero solo era cosa que llegase, como presidente nacional de dicho y confuso partido, César “El cabezón” Nava para que nos vinieran con la cándida noticia de que, mirándolos bien, los chicos malos de la oposición no son tan malos, tan irresponsables, tan corruptos. No, que van a ser, si son un PAN de Dios todos ellos, son lo que México necesita, carajo. Y vamos todos aliados, olvidando, haciendo a un lado (según ellos) sus profundas y violentas diferencias.
Veamos el caso de Durango: Acción Nacional tiene como candidato a José Rosas Aispuro. Wikipedia nos dice que Aispuro nace en Las Trancas, Durango, en donde la gente tiende a alcoholizarse con frecuencia. Ha sido diputado federal por el PRI en dos ocasiones, en los años noventa; luego, diputado estatal en el nuevo milenio; más recientemente, Presidente del Comité Estatal del PRI en dicho estado y después Presidente Municipal de Ciudad Victoria. Como podemos ver, su carrera en el PRI es más que sobresaliente y por ello podemos afirmar que es un priísta de hueso tricolor. Apenas el 30 de enero del año en curso, renunció a su partido de toda la vida, enojadísimo porque no le dieron la candidatura para Gobernador, que, como podemos ver, era el paso que le hacía falta para completar una exitosa carrera dentro del Partido Jurásico, al menos en su estado. Pero el Sr. Aispuro no pasará el año en soledad: el PAN lo aceptó en sus filas y lo lanza como candidato. Además, se alía, sin necesidad alguna, con su Némesis, con el partido que ha fustigado y fastidiado a Felipe Calderón desde que llegó a la Presidencia, el PRD. Durango tiene más de un millón 547 000 habitantes, ¿entre tanta gente no se les podría haber ocurrido algún buen candidato que, de preferencia, fuera, realmente, panista? Lo mismo, por cierto, está por suceder en Sinaloa, en donde otro priísta ardido por la carencia del correspondiente hueso, Mario López Valdez, apodado Malova, está por convertirse en el candidato del PAN y el PRD unidos.
Esto nos da que pensar: si se vota por el PAN, ¿se vota por el PRD de López Obrador, quien dice que Calderón le robó la Presidencia y entonces su gobierno es espurio? Si ganan los priístas neopanistas, como Malova o Aispuro, ¿gana realmente el PAN y el PRD? ¿Con quienes gobernarán dichos sujetos, mismos que han pasado tanto tiempo en el PRI?

jueves, 25 de febrero de 2010

Los unificadores



Hace poco, alguno de los presidentes de América Latina se despertó, quizá después de una tremenda borrachera, y a pesar del dolor de cabeza, las nauseas y la incómoda sensación de resequedad en su boca, tuvo una idea que, en aquel momento, él juzgó brillante: unifiquemos a Latinoamérica ¡¡¡, digo, si los taimados europeos pudieron, pues que nosotros no podremos de plano, por cuestiones de torpeza genética? (Se sospecha que semejante delirio fue obra de Hugo Chávez después de una opípara cena, de Felipe Calderón o del camaleónico Lula, luego de una parranda de antología en el soberbio carnaval de Río de Janeiro).
Llegaron todos a Cancún, muy contentos pues, evidentemente, es difícil no estarlo mientras se pasea por las blancas playas mexicanas, llenas de mujeres muy atractivas y semidesnudas caminando en derredor. Hasta el fosilizado Raúl Castro parecía dar señales de vida, mientras que a Evo Morales, benemérito prócer patriótico del hermanísimo pueblo boliviano, lo confundieron en diversas ocasiones con el encargado de alguna lancha turística cercana. A juzgar por las fotos, por las primeras, parecía más un reencuentro de antiguos amigos de universidad que una cumbre internacional.
Atacados todos, en su nivel cerebral, por el intenso calor y la constante visión de féminas en pocas ropas, comenzaron a decir y hacer, por decirlo de un modo civilizado, puras pendejadas. La primera es la idea misma de que una región del mundo tan dispar como Latinoamérica, con muchos países diminutos en el Caribe que ni siquiera hablan español ni portugués ni ninguna lengua parecida, pueden unificarse; esto sin contar la notable diferencia cultural que existe entre, por ejemplo, Bolivia y Argentina, o entre México y Uruguay. Si alguien discrepa de mi con el argumento del ejemplo europeo, que se unificó a pesar de hablar muchos idiomas y de tener diferencias culturales, arremeteré con la siguiente y lujuriosa idea: no hay modo de que Uribe de Colombia, Piñera de Chile o Alan García de Perú se entiendan con Chavez, Evo “El lancherito” Morales o con Rafael “El chulo” Correa, de Ecuador. Se trata, pues, de una lucha ideológica que en el resto del mundo ya finalizó, pero que hemos reciclado en Latinoamérica: la derecha y la izquierda democráticas contra la izquierda irracional y probadamente obsoleta.
Ya entrados, las cosas simplemente surgieron por sí mismas: crearon, o al menos hicieron el primer esbozo, una organización que excluyera a los Estados Unidos y a Canadá (se sabe que, al conocer la terrible noticia, Obama pegó de gritos y comenzó a especular, con lágrimas en los ojos, porqué la vida le daba un golpe tan pasmoso, negándole la oportunidad de hacer jugosos tratos empresariales con el fortísimo Lancherito andino). Para no perder la costumbre, declararon a los cuatro vientos su enojo por el embargo económico que los Estados Unidos mantiene sobre Cuba, pero la lengua se les trabó, inevitablemente, cuando pensaron en decir algo en contra de una dictadura que lleva más de cincuenta años en el poder, sin elecciones, sin partidos, sin prensa ni televisión ni radio libres, oprimiendo a pensadores, opositores y a simples ciudadanos y empobreciendo, en todos los sentidos, a los cubanos. No invitaron, como si fuera un apestado, a Porfirio Lobo, el nuevo presidente, elegido democráticamente, de Honduras, considerándolo un golpista y un antidemocrático, pero aceptaron entre sus filas a Hugo Chávez, que intentó llegar al poder con un sangriento golpe de Estado en contra de un gobierno, ese sí, plenamente democrático y que ahora, ya en el poder, nacionaliza a su antojo, derrocha el dinero de los venezolanos, insulta y agrede a sus opositores políticos como si fueran enemigos de guerra y censura y acalla a televisoras y estaciones radiofónicas que se atreven a criticarle, aunque sea de modo sutil.
¿Cómo puede Felipe Calderón hablar de democracia, respeto a la legalidad, tolerancia con las opiniones divergentes o plenamente contrarias ante personajes como Chávez, Castro, Evo Morales o Daniel Ortega, de Nicaragua?
Mientras Raúl “El fósil” Castro aplaudía los discursos sobre los derechos humanos que se escucharon en tan absurda cumbre, en su feudo, en Cuba, un hombre llamado Orlando Zapata, preso político, moría. Estuvo en huelga de hambre en una cárcel en La Habana durante 85 días, protestando por los abusos y las palizas a los que era sometido constantemente por el personal de la prisión. No recibió ayuda médica sino poco antes de morir.

lunes, 13 de julio de 2009

Todo es vanidad..

No hay nada más misterioso que la realidad. Nada más indescifrable. Desde que comenzó nuestra difícil carrera por este mundo, los de nuestra especie hemos intentado comprender lo que nos rodea, lo que nuestros sentidos captan. Para ello, hemos creado a las religiones, esos fantásticos sistemas de pensamiento mezclado con un mucho de imaginación. Hemos creado a la ciencia, ese faro que en ocasiones se divierte con nosotros, preparándonos trampas de las que siempre salimos heridos. Hemos creado tantas cosas y nos hemos esforzado tanto, pero no debemos sentirnos tan superiores y caer en la vanidad, puesto que nuestros ojos, nuestra mirada, sigue sin poder penetrar el meollo del asunto: ¿para qué estamos en el mundo?
A la mejor, si tuviéramos la respuesta a esa pregunta en nuestras manos, como un extraño mineral, podríamos comprenderlo todo y no vivir en este constante signo de interrogación. Entendiéndonos a nosotros mismos entenderíamos el mundo. Pero bueno, el camino aún es muuuuuy largo…


El PRI se metió hasta la cocina. Ya sé que es tarde para escribir de tal catástrofe, pero sucede que mi mente es bastante inestable y por lo tanto, tardé un tiempo en asimilar el shock y la frustración que, no lo voy a negar, me anegaron.
La razón de tal desdicha no es que haya perdido tan feamente el PAN, cosa que era un tanto predecible dado el desgaste que el ejercicio del poder siempre genera y el valle de lágrimas, con esporádicos sembradíos de hierba mala, que estamos cruzando. Lo que me acongoja es que no haya sido una derrota “variadita”, es decir, si hubiera ganado el PRI pero también el PRD y el PAN más o menos parejo, todo hubiera estado mejor. Ni siquiera los candidatos que se veían muy seguros en el PAN, como Juan Blanco, Pepe Vásquez en Cuauhtémoc y algunos otros, pudieron salirse con la suya. A nivel nacional, los blanquiazules perdieron la siempre blanquiazul Guadalajara y las gubernaturas de Estados que ya gobernaban (a la mejor con los pies y esa fue la razón de la debacle). Pareciera una vuelta al pasado de la sociedad mexicana.
Sin embargo, no deben de sentirse tan orgullosos los militantes de ese viejo partido, ya que con una votación tan pero tan baja, no pueden aún decirse nuestros “voceros”.

sábado, 4 de julio de 2009

Los bailarines


Las campañas electorales siempre son una fiesta para los especialistas en mercadotecnia. Sencillamente, se inspiran y sacan a relucir sus mejores trucos y tretas para decirnos que tal candidato es superior, por mucho, a los demás: que es más honesto, mas inteligente, mas experimentado. Además, quieren convencernos de que es más alegre y jovial, y por eso vemos nuestras ciudades repentinamente inundadas de sonrisas y rostros afectuosos. No pueden ser tan buenos, nos decimos, parecen sacados de una burbuja, nadie sonríe todo el tiempo, como idiota, en la vida real. Nos quieren engañar, pensamos. Y es cierto.

Pero no los culpemos, seamos comprensivos: nosotros haríamos lo mismo si estuviéramos en su lugar. Se trata de una carrera, de una competencia, de un mercado, si quieren llamarlo así: ganará aquél que sonría mas cándidamente, aquél que tenga mejor imagen y también aquél que sepa hablar lo que la gente quiere escuchar: que diga muchas veces las palabras “democracia”, “sociedad”, “progreso”, “desarrollo” y otros muchos conceptos que, en boca de estos “bailarines” como los llama Milán Kundera en su novela “La lentitud”, pierden su significado y se convierten en espejismos.

Pero creo que no soy el único que pensaría en votar por un candidato que no pareciera candidato: uno que rompiera todos esos moldes y que nos hablara, para decirlo en pocas palabras, “con los pelos en la mano”. El primer cambio importante, sería que se atreviera a sacarse fotos sin estar sonriendo como piraña todo el tiempo (vease, como ejemplo, la foto de Lupita Pérez, candidata del PRI para diputada federal en mi distrito, en Cuauhtemoc, Chihuahua. ¿Alguien en su sano juicio mostraría públicamente esa vampiresca dentadura? Desgraciadamente, no pude conseguir la imagen, pero lo puedo describir como la encarnación de Drácula en tiempos modernos).

viernes, 26 de junio de 2009

Breve autocrítica


Ahora que está de moda la anulación del voto, ahora que una buena parte de los que están apadronados piensan haber descubierto la panacea en contra de la desidia, corrupción y falta de madre de nuestros diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, etc etc etc, estaría bueno aventarnos un clavado introspectivo y mirar nuestros propios defectos. Una autocrítica que puede resultarnos incluso divertida, si tenemos el suficiente sentido del humor. Si no lo tenemos y nos es entonces dolorosa, pues tanto mejor que se haga.
Aquí va la mía:


Autocrítica del ciudadano Alexandro Islas García (lo más publicable que se pueda, jaja):

1.- He sido un pésimo estudiante. Perezoso (sinónimo demasiado cándido de huevón), impuntual (esto lo comparto con el 95 % de los mexicanos, los restantes son descendientes de alemanes o de suizos), irrespetuoso (recuerdo una maestra que llegó hasta las lágrimas, en un especie de ataque de nervios, ante mi impávida mueca de “me vale madre todo”), tramposo, pintero, desidioso, aplatanado y un etcétera vergonzosamente largo.

2.- No cuido de mi salud. A pesar de que sufro de una intensa alergia, sigo fumando cual locomotora (las cuales no fuman, ya sé, pero es una bonita metáfora). El número de mis borracheras es demasiado elevado en proporción a mi aún no demasiado elevada edad (22). El ejercicio físico es para mí lo que la tolerancia para López Obrador: una ausencia dolorosa.

3.- Situación como ejemplo: voy en un camión urbano y, delante de mí, una viejecita de aspecto humilde lleva una bolsa. Se levanta y baja y yo noto que ha olvidado su bolsa, la cual aún le puedo alcanzar. Desde mi lugar, puedo ver que hay una sustanciosa cantidad de dinero dentro del objeto del deseo. Estas serían mis reacciones, siendo sinceros: primero, ver a la viejecita con cara de “hey, hey, se te olvidó tu bolsa, recógela”; después, sentiría una intensa pulsada de placer en el estómago al imaginar todo lo que puedo hacer con ese dinero; voltearía a ver a todas partes y (caray, debo ser sincero) recogería la bolsa si pudiera. Al bajarme del camión con el dinero ajeno, sentiría remordimiento, quizá buscaría una identificación en la bolsa: después, se me pasaría.

Creo que está bien para empezar. Además, de seguir corro el riesgo de resultar insoportable a mí mismo. Mi breve autocrítica es una manera de decir que, como dice un dicho muy sabio, los pueblos tienen el gobierno que, de alguna manera, se merecen.
Dos cosas acerca de ello: es cierto que nuestros políticos no son lo que quisiéramos, pero, ¿nosotros, como pueblo y en términos generales, poseemos las características que deseamos en nuestros políticos? ¿Somos honestos, responsables, creativos, innovadores, aventados y ordenados? La otra cosa: no es cierto que todos los políticos son la misma gata nomás que revolcada, eso, a mi modo de ver, es una simplificación y, en cierto modo, una injusticia para aquellos que si quieren hacer bien las cosas. Las hay en todos los partidos, solo es cosa de no dejarse llevar por la apatía y fijarse muy bien en los detalles. No quiero decir a los que yo considero, puesto que todos son del PAN y temo ser juzgado de mojigato y esas cosas tan feas.

domingo, 21 de junio de 2009

Libertad e Internet


Es ya conocido que en Irán hubo elecciones presidenciales. El actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, quien posee un peculiar talento para insultar a los Estados Unidos, Israel, etc, se ha reelegido y muchos, principalmente jóvenes (más de la mitad de la población en Irán tiene menos de 30 años) consideran que se ha llevado a cabo un fraude de importantes dimensiones. El mismo gobierno iraní acaba de reconocer que, en efecto, existen indicios de irregularidades que podrían haber afectado de manera importante el resultado final. Yo no soy un experto en el tema de Irán, sin embargo podría meter las manos al fuego (bueno, exageré, cierto, pero se entiende lo que quiero decir) asegurando que, en efecto, fraude hubo, dado el talante dictatorial, antidemocrático y todas las demás cosas malas que se les ocurra de Ahmadineyad. Ha habido muchas protestas y han muerto un numero incierto de protestantes (de los que protestan, no de los que van de casa en casa predicando).
El caso de la entrada es este: como los periodistas, nacionales e internacionales, han tenido grandes dificultades al momento de informarle al mundo lo que pasa en esa convulsa nación musulmana, los mismos ciudadanos han iniciado una carrera de periodistas independientes utilizando medios como el Twitter (cosa desconocida en absoluto para mí, pero que me dicen que son “miniblogs” en donde los textos tienen un máximo de 140 caracteres), Facebook, blogs de distintas plataformas, etc. Es decir, el Internet se ha convertido en el único medio independiente en esa región del mundo. Es la manera más eficiente de sacar la información de Irán y darla a conocer a quien quiera conocerla.
No es el único caso en donde Internet se convierte en un refugio para la libertad de expresión: se puede ver prácticamente en todo el mundo. Casos como el de Cuba o el de China son fáciles a la memoria. A fin de cuentas, Internet es información, la misma que es extremadamente difícil de controlar o de censurar. Un caso me llama la atención: hace algunos meses, el Gobierno de la muy poderosa y enriquecedora China obligó a Google a censurar, solo en territorio chino, ciertas páginas (principalmente periodísticas, blogs, etc) en donde se critica al Gobierno. Google cedió.
Creo que Internet puede servir como un espacio de total libertad de expresión, siempre y cuando aquellos que, de algún modo, dominan en el territorio de Internet no se vendan a los poderes económicos, como en el caso de Google. Mientras tanto, en Irán sigue, y al parecer seguirá siendo, el único medio de preservar algo de luz en esa nación que, poco a poco, se está llenando de sombras.