![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0T3UKswqXoGNXJ9mzwk61U73TE93438BMbkwcrbLDY4bOm5G-CDNnUxR2HgruvEeXTLAEYEdJZlFRi9FQek0mo2MlkCOdnW2ej_gfn8p8zsb4Bpq8picwRX5_t03ulBMTsrCm4A_Vvwwf/s400/tiempo.jpg)
La cifra de mis años es ya 22. Se supone que tendría que estar feliz, pero, por alguna razón, la felicidad no llega, está varada en alguna parte, se atasco en el tráfico o que se yo, y no logrará llegar puntual a la cita que los dos teníamos y que ya he cancelado. Me esperan otros compromisos.
Este día, inevitablemente, volteo a ver mis pasos y solo queda humo. No hay nada fijo, no hay una estructura, no se ve ningún árbol, ninguna luz que profetice algún poblado cercano, ningún camino. Parece que no me he movido a ningún lado, que todo ha sido un gran engaño.
Miro a mi tiempo a los ojos y arranco la mascara de su rostro. No hay nada. Ni silencio.
1 comentario:
El tiempo hermano mio, es algo indesifrable, es... baa es simplemente absurdo, es algo que mata. Saludos... Te estás haciendo viejito.
Publicar un comentario